Esta mañana he visitado un santuario.
No pertenecía a ninguna religión en concreto, pero, sin duda, era un lugar de culto.
Como los verdaderos lugares de culto, no está a la vista de todos, aunque en modo alguno está oculto ni resulta inaccesible.
Al contrario, podemos encontrarlo en pleno centro de la ciudad, a la vista de tod@s. De tod@s aquello@s que, como iniciad@s, sepan verlo y apreciar todo lo que contiene, todo lo que puede ofrecernos.
Se trata de "Libros del Rescate", un local que nos ofrece una cuidada selección de libros de viejo y discos de vinilo. Un aparente anacronismo en este siglo XXI post-apocalíptico, pero que, sin duda, puede albergar gran parte de las respuestas que necesitamos l@s supervivientes al frustrado fin del mundo de 2012... e incluso puede plantearnos nuevas e interesantes preguntas para lo que nos quede de camino.
Personalmente ha sido una experiencia casi mística. Confieso que soy infiel al libro de papel desde que convivo con mi E-reader, pero todavía olfateo con ansia ese aroma de los libros viejos.
Por otro lado, mi hijo es un neo-converso a los discos de vinilo, una pasión que yo nunca tuve, pues mi infancia y juventud solo conoció los "placeres" y vicisitudes de los "cassettes". Sin embargo, estoy apoyando, con una mezcla de ternura y curiosidad, este retorno a los orígenes de la música comercial, en medio de tanto "E-chisme" de obsolescencia controlada...
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