
Alguna vez ya he comentado que,
para mí, escribir este blog es algo parecido a meter mensajes en una botella y
arrojarlos al océano del ciberespacio. No es que esté pidiendo socorro, ni que
reclame que nadie venga a rescatarme. Escribo cuando creo que tengo algo que
contar y me apetece hacerlo. Nunca me lo he tomado como una obligación, sino
como algo parecido a una necesidad.
Por eso, aunque existe un
contador de visitas en mi página, nunca me ha preocupado demasiado la magnitud
de sus cifras o su velocidad de crecimiento. Cualquier visitante, paseante o
curioso/a es bienvenido/a.
Hace tiempo que escuché un chiste
muy tonto, pero que forma parte ya de mi “bagaje
cultural”:
"Un amigo le dice a otro:
- - A mí lo
que me gusta es jugar al póker y perder”
- - Será ganar
– le dice su amigo
- - Bueno, es
que ganar tiene que ser ya…"
Pues yo estos días he tenido la
suerte de “jugar al póker y ganar”…
No sólo he tenido ocasión de conocer a uno de “mis lectores anónimos”, sino que
ha venido a verme, y, además, es una persona muy especial.
Estos días, el hospital Saint
Michel de Jacmel, cuenta con el “refuerzo”
de un equipo de cuatro cirujanos y dos anestesistas sevillanos. Profesionales
de reconocido prestigio que han decidido dedicar sus vacaciones a trabajar más…
Porque este grupo de andaluces
son lo más alejado a unos “turistas
solidarios”. No han venido a darse una vuelta y conocer “la realidad del país”, sino que han
venido a remangarse y a solucionar problemas. Todos los que puedan mientras
están aquí.
Son conscientes de que sólo será “un parche”. Ya han tomado contacto con
la “burocracia sanitaria” y
comprobado que no es fácil cambiar “inercias”
preestablecidas… Pero decenas de personas, hombres, mujeres, niños y niñas, que
están teniendo “la suerte” de ponerse
en sus manos, conservarán un magnífico recuerdo de su estancia en Jacmel.
He tenido la ocasión de compartir
alguna amena tertulia con ellos, y espero, antes de su partida, tener tiempo de
mostrarles algo del “encanto” de
Jacmel, porque hasta hora, solo han estado, de la casa al trabajo y del trabajo
a la casa…
Es lo menos que puedo hacer por
unos lectores; por este "más que repóker de ases”.