La idea es que, controlando las
poblaciones de caninos y felinos, se controla también el contagio a los humanos
de la rabia y otras zoonosis.
La verdad es que a mí mismo la
lógica me parece un poco rebuscada, pero bueno, cosas más raras se han visto
por Jacmel, y, al menos esta pareja es bastante simpática.
El asunto es que ellos, como los
cirujanos españoles de los que hablé hace algunos días, se han tenido que
enfrentar a la realidad de la burocracia estatal y las condiciones de trabajo
en Haití.
Han tenido la “suerte” de que,
para montar su “clínica móvil”, la Dirección Departamental de Agricultura les
ha cedido parte de sus locales… ¿Qué parte? Pues nada menos que un viejo y
oxidado hangar que se utilizada como taller de reparación de vehículos y que,
tras el terremoto de 2010 quedó convertido en depósito de chatarra y de basura…
Un día entero tuvieron que estar para “habilitar” el “quirófano”…
Esta mañana, casualmente, tenía
yo que pasar por ahí y he podido verlos en acción. La verdad es que no les
faltan clientes… Pero claro, ¿qué perros y gatos les traen” los que tienen
dueños conocidos y viven como “reyes de la casa”… De manera que su teoría de
controlar las enfermedades transmisibles a los humanos, difícilmente va a poder
funcionar si no trabajan sobre los animales callejeros… Pero claro, para eso,
deberían contar con apoyo de las autoridades; y eso…
Espero que, al menos, consigan lo
que no lograron los cirujanos: transmitir su experiencia a profesionales
locales, que puedan replicar sus conocimientos una vez que esta pareja se haya
ido.
En cualquier caso, como decía el
gran torero: “Hay gente pa’tó”
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