Creo que me gusta la Geografía desde que tuve el primer mapa entre las manos. Desde mi más tierna infancia me apasionan los atlas y durante un tiempo coleccioné planos de ciudades. Soy todo en especialista en las preguntas azules del Trivial, para desesperación de mis contendientes...
La geografía física es, sin duda apasionante; toda una serie interminable de ríos, lagos, montañas, cabos, golfos e incluso fiordos. Pero la geografía política tiene el atractivo adicional de ser una criatura en continuo cambio y evolución.
Esto es así debido a la ancestral afición del ser humano por crear fronteras. Supongo que la primera tribu de Cromañones que decidió asentarse en un valle con buen clima fue quien creo la primera frontera. Y desde entonces la cosa no ha parado. Lo malo es que cada vez que se crea o se modifica una frontera, el asunto suele llevar aparejada una guerra, más o menos cruenta.
Así, la Historia viene a ser una sucesión de modificaciones fronterizas.
Como otra de mis mis aficiones es viajar, he tenido ocasión de conocer bastantes fronteras. Aunque desde luego, no tantas como las que han recorrido los autores de dos de mis blogs favoritos: Fronteras y Banderas del mundo. Ambos son apasionantes y recomiendo totalmente visitarlos.
Ahora viajo menos, pero, mire usted por donde, aunque no visito fronteras, puede que las fronteras me vengan a ver a casa.
Y es que si, prospera el proceso independentista de mis vecinos y Cataluña se convierte en un "nuevo país de Europa", resulta que pasaría a vivir en una nueva zona fronteriza.
Eso, quiero pensar que puede ser un hecho positivo que revitalizaría enormemente la zona. No solo por la creación de puestos de trabajo como guardias fronterizos y empleados de aduanas, sino, por qué no decirlo por el resurgir de oficios tradicionales como el de contrabandista.
En estos grises días de niebla no ceso de imaginar cómo sería recorrer clandestinamente estas tierras de frontera, pasando, por ejemplo, melocotones "de estrangis" a Cataluña y trayendo butifarras a la vuelta perseguido de cerca por los "mossos"...
No sé si veremos alguna vez una Cataluña independiente, pero, ahora mismo, siento envidia de los catalanes... Ellos, al menos, tienen una ilusión.
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