miércoles, 2 de junio de 2010

Que se mueran los feos

Pocas veces he sentido haber empleado tan bien un par de horas como cuando hace unos días fui a ver la película "Que se mueran los feos".
Me harté de reír; pero también me hicieron llorar y me hicieron pensar. Estas dos últimas acciones tienen últimamente muy mala prensa, pero creo que son al menos tan importantes como la primera.
Los periódicos, los noticiarios y los telediarios están llenos de noticias trascendentes, de "acontecimientos planetarios"; pero creo que básicamente solo están diseñados para que nos olvidemos de las cosas fundamentales en nuestra Vida: "¿quién nos ama?, ¿a quién amamos?, ¿qué queremos hacer con nuestra existencia?"
Y de esto, ni más ni menos, trata esta película. En medio de un crítica feroz a un mundo basado sólo en la apariencia (la física, pero también la del éxito o la de la riqueza), unos seres "marginales" tratan de encontrar su "lugar en el mundo".
En ese proceso les vemos desnudar sus almas y liberarse de toda una serie de lastres que la sociedad les impuso por ser "diferentes", por no encajar en los cánones establecidos.
Pero todo ésto, eso sí, ¡con una gracia!. Sus protagonistas están, sin duda, entre los mejores cómicos españoles del momento actual. Y, además, les acompaña un reparto de actores secundarios que en nada desmerecen.
Por si fuera poco, la mayor parte de la película está rodado en alguno de los rincones más hermosos del Pirineo aragonés.
¡Qué más se puede pedir!

Como dice una vieja canción:
"Todas las cosas tratamos
cada uno según es nuestro talante,
yo lo que tiene importancia,
ella todo lo importante."