martes, 18 de diciembre de 2012

A ras de suelo

Hace unos días, una persona que sé que me quiere bien me dijo que tenía la impresión de que yo pasaba por  la Vida sobrevolándola... No porque me sintiera superior a nadie ni nada de eso, sino porque le parecía que tengo tendencia a ver todo con una cierta perspectiva, tal vez alejándome un poco de la fría realidad.
Todavía estoy dándole vueltas a si eso es bueno o malo, si es más bien positivo o negativo. No lo sé. Pero sí creo que es cierto.
A menudo suelo contar que para mí, hacer el servicio militar (todavía obligatorio en "mis tiempos") me sirvió, sobre todo, para enfrentarme con la realidad de la población española... Tras toda una juventud de estudiante universitario tuve la oportunidad de conocer a otros tipos de jóvenes, ni mejores ni peores que aquellos con los que había tratado hasta entonces, pero sí bastante diferentes... En mi cuartel había de todo, trabajadores, agricultores, analfabetos y quinquis... Fue una interesante experiencia aprender a llevarme bien con todos ellos.
Ahora he emprendido la tarea de embaldosar el suelo de la planta baja de nuestra casa de campo. Independientemente del reto que eso supone para alguien como yo, con escasa experiencia en temas de albañilería, es un trabajo que me proporciona la ocasión de ver la Vida desde otro punto de vista. 
Sin duda, las cosas se ven distintas a baja altura. Tal vez se ven más los pequeños defectos. Hay cosas que de lejos se ven bien, pero que a corta distancia se comprueba que no encajan de una manera del todo correcta. Pero, también, de cerca es posible llegar a conocer mejor cómo están hechas las cosas, cómo funcionan las unas en relación a las otras...
Me gusta volar, sí, pero creo nunca está de más pasar algún periodo "a ras de suelo".

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La vida de Pi

Hace unos días terminé de leer un libro difícilmente clasificable. Se trata de "La vida de Pi", de Yann Martel. Ya para empezar hasta su autor es curioso, pues es un canadiense nacido en Salamanca...
Tras acabarlo no sé si decir que es una novela de aventuras, un tratado de zoología comparada, un libro de autoayuda o un camino para encontrar a Dios... al Dios que más nos guste.
A lo largo de sus páginas podemos encontrar todo eso y mucho más: reflexiones filosóficas, humor absurdo, historias de superación personal, dramas familiares y escenas de documentales del National Geographic...
Tal vez, por una vez, el título no llame a engaño y sea eso lo que nos cuenta, una Vida. Cada uno en nuestra vida tenemos eso y mucho más. No creo que la vida de nadie sea solo una tragedia, una comedia o una epopeya. A todos nos toca hacer de todo en la historia de nuestras vidas: héroes, villanos, amantes, bufones...
Por otro lado, nuestra memoria es frágil y traicionera, por lo que, conforme avanza la novela de nuestra Vida, a menudo olvidamos gran parte de los capítulos anteriores y no tenemos más remedio que re-crearlos,   "adornando" en ocasiones nuestro propio pasado para ser capaces de hacer "sostenible" nuestro presente...
¿Y por qué no? Es nuestra Vida, y, como, suele decirse, "nunca dejes que la verdad te estropee una bonita historia" o, en italiano "si non è vero, è ben trovato".




martes, 4 de diciembre de 2012

Teles de plasma

El presidente del gobierno declaró ayer en una entrevista que "Uno de nuestros principales problemas es que ha habido un crecimiento desmesurado del crédito. Hemos comprado a crédito segundas viviendas, televisiones de plasma, viajes al Caribe... Y eso no es razonable." Un capítulo más de la telenovela "los españoles han vivido por encima de sus posibilidades"
Efectivamente, lo confieso, yo he viajado al Caribe, pero para trabajar allí durante algo más de un año en proyectos de apoyo a la recuperación de las economías campesinas tras los estragos ocasionados por los huracanes y el terremoto de 2010. Algo que las ONGs españolas muy difícilmente van a poder seguir haciendo tras "la tala indiscriminada" de los fondos de cooperación al desarrollo.
Es cierto también que he comprado una segunda casa, pero para rehabilitarla poco a poco y tratar de que, con paciencia, podamos convertirla en realmente en una vivienda. Y, por cierto, no pedimos un crédito para esta adquisición, sino que ahorramos durante años para poder comenzar a hacer realidad nuestro sueño.
Pero no, no tengo televisión de plasma (¡qué obsesión tienen estos "populares" con las teles de plasma!). Tengo la misma tele "de tubo" que compramos hace trece años. Y la verdad, tras la "toma" del PP de TVE y la progresiva expansión del "TDT party" en la programación televisiva, cada vez me dan menos ganas de renovar el aparato...
Cada vez me convenzo más de que el auténtico problema de España es que ellos sí que "gobiernan por encima de sus posibilidades".


jueves, 29 de noviembre de 2012

Cerner nuestras mentes

Siguen las obras para arreglar el suelo de nuestra casa de campo.
El albañil que contratamos para la labor, tras varios intentos de que mi apoyo como aprendiz de peón le fuera de utilidad, ha encontrado finalmente una tarea para mí, acorde a mis capacidades y habilidades: cerner arena.
Antes de toda obra, aunque sea de no mucha envergadura, como la que hemos emprendido, hay que hacer una cálculo de los materiales necesarios. Por alguna razón, en España estas previsiones rara vez aciertan. En nuestro caso, a mitad de obra se comprobó que faltaba arena y sobraba la inmensa pirámide de grava mezclada con arena que tenía delante de la puerta. Así que había dos opciones, o pedir que nos trajeran otro camión de arena, o tratar de convertir el faraónico montón de grava inservible en dos más pequeños: uno de arena y otro de piedrecitas...
Esa sí era una labor adecuada para mí, pues incluso para un tipo como yo es difícil equivocarse en algo que sólo consiste en echar una palada de grava en un cedazo, agitar el cedazo sobre el montón de arena y tirar las piedras sobrantes para formar otro montón.
Me puse a ello sin vacilar. La postura no era la más relajante y el cierzo reinante no era el clima más propicio, pero bueno, llegué a establecer un cierto ritmo y cadencia. Sin embargo, no puede decirse que alcanzará el nirvana laboral, porque mi mente no cesa de bullir ni siquiera en medio de las labores más rutinarias.
Concretamente, la situación de cerner arena me llevó a pensar en la importancia y conveniencia que tendría el que fuéramos capaces, de vez en cuando, de cerner también nuestra mente, para tratar de eliminar de ella los pensamientos y sensaciones no deseadas que se nos van acumulando por los rincones...Se trataría de separar la arena fina de las piedrecillas. Ambas cosas pueden llegar a ser útiles, pero, normalmente, cada una en su momento y en su lugar. 
Y quien sabe, si, como se me pasaba por la cabeza a ratos, no seríamos capaces, a fuerza de cerner, de encontrar, entre la arena y la grava, alguna pequeña pepita de oro en el interior de nuestras mentes; esas "joyas" que nos ayudarán a salir adelante en momentos de tribulación.



lunes, 26 de noviembre de 2012

Cimientos

Nos hemos decidido a arreglar el suelo de nuestra casa en el campo.
Estaba feo, desigual y, en algunas zonas, roto.
Tras varios apaños parciales (una forma eufemística de definir mis chapuzas...), nos hemos decidido a solicitar los servicios de un profesional. Uno de los detalles que nos ha hecho elegirle, es que me ha aceptado a mí como su aprendiz y peón.
Sus primeras instrucciones fueron un tanto paradójicas: para arreglar los agujeros del suelo, lo primero que había que hacer era hacerlos más grandes... Así que ahí estaba yo picando y sacando tierra hasta convertir un trocito de suelo que se hundía en algo parecido al Gran Valle del Rift...
En este proceso me he ido encontrado de todo bajo la casa: tierra, escombros, trozos de ladrillo, papeles de caramelo... hasta llega a la roca sobre la que, siguiendo el bíblico consejo, se edificó nuestra casa.
Mientras picaba, meditaba sobre si cada uno de nosotros sabemos sobre qué nos asentamos, cuáles son nuestros cimientos, nuestras convicciones... 
Creo que no estaría nada mal que, de vez en cuando, cada cierto tiempo, revisemos nuestras bases personales; morales, sociales, políticas. A menudo creo que aceptamos y damos por hecho muchas cosas que quizá un día fueron importantes para nosotros, pero que ya no lo son tanto. Incluso tal vez son paradigmas heredados de nuestro entorno cercano, que adoptamos por imposición o incluso por comodidad, por no tomarnos la molestia de tratar de buscar otros mejores.
Además, estos que vivimos no parecen malos tiempos para dedicarnos a revisar nuestros cimientos y renovar el suelo que pisamos.


viernes, 23 de noviembre de 2012

Niebla

Hoy ha amanecido una mañana de niebla espesa.
Vivo en un lugar donde la niebla es una fenómeno habitual en esta época de año, y suele acompañarnos días, e incluso semanas.
La niebla de aquí es como un muro blanco frente a tu casa. Como una sábana blanca que un vecino celestial cuelga frente a tu ventana.
Ya José Saramago en su "Ensayo sobre la ceguera" imaginó que el ser ciego podía significar no verlo todo negro, sino verlo todo blanco.
Así me siento yo en días como este; ciego al mundo exterior.
La niebla parece aislarnos. Vuelve invisible el paisaje habitual hasta extremos inquietantes. ¿Sigue estando ahí?
La niebla es además, húmeda y fría. Cala, penetra. Nos incita a encogernos, a refugiarnos en nosotros mismos, en nuestro mundo interior. Tal vez por eso nos deprime. Somos cada vez más dependientes de estímulos exteriores. Por eso, cuando éstos desaparecen anulados por la niebla, sentimos que solo nos tenemos a nosotros mismos. Y eso, nos deprime.
Pero los que vivimos aquí sabemos que es fácil huir del influjo de la niebla. A menudo basta con alejarnos unos pocos kilómetros para encontrar un sol radiante y un cielo azul. 
Por encima de la niebla sigue saliendo el sol todos los días. Aunque nos cueste creerlo.
Siento que ahora mismo, toda España está envuelta en una espesa niebla. No una niebla atmosférica, sino una niebla política y social. Un espeso manto de pesimismo y resignación que cala hasta los huesos del alma de nuestra sociedad. Algo que nos deprime, lo sabemos, pero que no nos deja mirar más allá. Que nos dice que no hay nada más allá. Que esta niebla fría, triste y húmeda es lo único que existe. Que ya no existe el paisaje habitual que estábamos acostumbrados a ver a nuestro alrededor.
Pero el Sol sigue saliendo todos los días. Sigue estando sobre nosotros. Por eso deberíamos hacer lo posible por elevarnos, por sacar la cabeza por encima de la niebla e intentar ver el cielo azul. Muchos han iniciado ya el camino. Un camino que tal vez les haga alejarse para no volver.
Aunque la niebla no es eterna. Desaparece, tarde o temprano cuando se levanta el cierzo; ese fuerte viento que despeja nuestros cielos, tras semanas de niebla.
Nuestra sociedad también necesita fuertes vientos que la despejen, que la despierten.
Podemos esperar a que aparezcan... o podemos empezar a soplar todos juntos.

jueves, 22 de noviembre de 2012

El Juicio Final

Hace tiempo me contaron un chiste en Bolivia:
"Allá por los años 70, el dictador de turno en Argentina visita a su homólogo en Bolivia. Durante una recepción oficial en La Paz, el presidente andino le va presentando a sus ministros. Tras presentarle al ministro boliviano de Marina, el general argentino se estremece de la risa, exclamando: ¿Pero cómo es que tenéis un ministro de Marina?, ¡si no tenéis mar! A lo que el dirigente boliviano le contesta muy serio: Pues por lo mismo que vosotros tenéis un ministro de Justicia..."
Los asuntos de la Justicia serían muchas veces para reír, si no fueran para llorar. Hoy entra en vigor en España la nueva ley de tasas judiciales. Una ley que el gobierno del PP ha sacado adelante, a pesar de que con ella no están de acuerdo ni los mismos jueces, ni los abogados, ni mucho menos los ciudadanos españoles.
Pero, en un ejemplo más de la eficacia de nuestra burocracia, se ha comunicado que no pueden pagarse aún, "porque no están listos los formularios"... 
Dicen que el Fin del Mundo llegará dentro de un mes, y con él el Juicio Final... Espero que no le hayan encargado el asunto al ministro de Justicia español, porque en ese caso, además del susto, nos va a salir caro el asunto. Aunque, conociendo la rapidez de la justicia española, a lo que conozcamos el veredicto ya le ha dado tiempo a Dios nuestro Señor de crear un nuevo Universo...



miércoles, 21 de noviembre de 2012

¡Manolito ha vuelto!


Tras varios años de larga y añorada ausencia, Manolito Gafotas ha vuelto.
Elvira Lindo nos vuelve a deleitar con la peculiar visión del mundo de este personaje, que está dejando ya de ser un niño para ser un adolescente en estos tiempos tan difíciles.
Creo que siempre me he identificado con Manolito Gafotas. Queramos o no reconocerlo, todos los adultos seguimos teniendo en nuestro interior al niño que fuimos. Y yo, como Manolito, fui un niño gordito y gafotas. No vivía en Carabanchel (Alto), pero sí en un barrio con tanta o más "solera", como es el Arrabal de Zaragoza. 
No tuve a la "sita" Asunción como profesora, pero recuerdo a todo un reparto de maestros y maestras que, a menudo, también se desesperaban conmigo y me consideraban, literalmente, "irrecuperable para vivir en sociedad"...
Mi padre no fue camionero, pero pasaba muchas horas fuera de casa, debido a los dos e incluso tres pluriempleos que llegó a tener. Mi madre no repartía collejas, pero sí que disponía de algunos medios similares para mantenernos a raya a mi hermana y a mi. A mi hermana creo que nunca llegué a llamarla la "Imbécil", como hace Manolito con su hermano, pero con ella también tuve unas "relaciones conflictivas" en mi infancia.
Finalmente, en mi barrio, el parque del Ahorcado era el parque del Tío Jorge, y los chulitos de la clase no se llamaban Yihad, pero igualmente existían, y te retaban a dirimir las diferencias "a la salida en la plaza de la Mesa".
En resumen, tengo que reconocer que yo todavía tengo un Manolito dentro.




Desahuciados de Belén

Cada día que pasa estamos inexorablemente más cerca de la Navidad...
Pero cada vez nos apetece menos que se acerquen esas fechas. La verdad es que este año no nos lo están poniendo fácil. Por si fuera poco con el hecho de que, hace unos meses, para celebrarlo, el gobierno suprimió la paga extra de Navidad a los funcionarios, hoy nos desayunamos con la noticia de que el santo padre afirma que, en el portal de Belén, no había mula ni buey...
¿Así cómo vamos a mantener la ilusión? ¿Qué vamos a hacer ahora con el inmenso rebaño de mulas y bueyes que deben abandonar nuestros belenes? ¿Pasarán a engrosar las listas del INEM? ¿Les quedará algo de prestación? Supongo que sí; es lo menos que se puede esperar después de tantos años de trabajo... Aunque claro, posiblemente estuvieran con contrato temporal, fijos discontinuos o algo así. Y en esas circunstancias, y tras la nueva reforma laboral del gobierno del PP, pocas esperanzas les quedan de cobrar algo...
Miles y miles de mulas y bueyes van a ser desahuciados esta Navidad, pues me temo que no se podrán acoger a las condiciones que el acuerdo entre el gobierno español y los bancos ha pactado para "evitarlos": ni la mula ni el buey tienen familia numerosa, (por razones obvias), ni personas dependientes a su cargo, ni han sufrido, afortunadamente, situaciones de violencia de género...
¡Qué poca ilusión me hace que llegue la Navidad!





martes, 20 de noviembre de 2012

Fronteras

Creo que me gusta la Geografía desde que tuve el primer mapa entre las manos. Desde mi más tierna infancia me apasionan los atlas y durante un tiempo coleccioné planos de ciudades. Soy todo en especialista en las preguntas azules del Trivial, para desesperación de mis contendientes...
La geografía física es, sin duda apasionante; toda una serie interminable de ríos, lagos, montañas, cabos, golfos e incluso fiordos. Pero la geografía política tiene el atractivo adicional de ser una criatura en continuo cambio y evolución. 
Esto es así debido a la ancestral afición del ser humano por crear fronteras. Supongo que la primera tribu de Cromañones que decidió asentarse en un valle con buen clima fue quien creo la primera frontera. Y desde entonces la cosa no ha parado. Lo malo es que cada vez que se crea o se modifica una frontera, el asunto suele llevar aparejada una guerra, más o menos cruenta.
Así, la Historia viene a ser una sucesión de modificaciones fronterizas.
Como otra de mis mis aficiones es viajar, he tenido ocasión de conocer bastantes fronteras. Aunque desde luego, no tantas como las que han recorrido los autores de dos de mis blogs favoritos: Fronteras y Banderas del mundo. Ambos son apasionantes y recomiendo totalmente visitarlos.
Ahora viajo menos, pero, mire usted por donde, aunque no visito fronteras, puede que las fronteras me vengan a ver a casa.
Y es que si, prospera el proceso independentista de mis vecinos y Cataluña se convierte en un "nuevo país de Europa", resulta que pasaría a vivir en una nueva zona fronteriza.
Eso, quiero pensar que puede ser un hecho positivo que revitalizaría enormemente la zona. No solo por la creación de puestos de trabajo como guardias fronterizos y empleados de aduanas, sino, por qué no decirlo por el resurgir de oficios tradicionales como el de contrabandista.
En estos grises días de niebla no ceso de imaginar cómo sería recorrer clandestinamente estas tierras de frontera, pasando, por ejemplo, melocotones "de estrangis" a Cataluña y trayendo butifarras a la vuelta perseguido de cerca por los "mossos"...
No sé si veremos alguna vez una Cataluña independiente, pero, ahora mismo, siento envidia de los catalanes... Ellos, al menos, tienen una ilusión.




lunes, 19 de noviembre de 2012

Año Mariano

Hoy se cumple el primer año desde que Mariano Rajoy Brey ganó las elecciones que le llevaron a la presidencia del gobierno de España. Un año que a mí, personalmente, se me ha hecho muuuuy largo, y que algunos han dado en llamar el primer "Año Mariano".
Para la Iglesia Católica, en la que, querámoslo o no, nos hemos educado la mayor parte de los españoles, un Año Mariano está dedicado a fomentar la devoción a la Virgen María.
En ese sentido, este ha sido un año en el que el gobierno y sus medios de comunicación afines, (o sea, casi todos ya en España...) han tratado sin cesar de fomentar la "devoción" a Mariano Rajoy. 
Se define devoción como "la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico. Es también la irresistible atracción hacia una idea, una persona, un rey, un santo, una persona amada o un ser vivo."
No estoy seguro de que la mayor parte de los españoles, ni siquiera los católicos, haya sentido una irresistible atracción hacia la persona Mariano Rajoy. En cuanto a sus ideas, creo que tras 365 días hemos podido llegar a la conclusión de que se resumen en una: "hago esto porque es lo que hay que hacer, pues no se puede hacer otra cosa; pero eso no quiere decir que en otro momento no haga otra cosa, si eso es lo único que se puede hacer" Sin duda, eso sí es una experiencia de "carácter místico"...
Sin embargo, es curioso que en la Wikipedia, ese nuevo gurú de la sabiduría en internet, si introducimos el término "Año Mariano" adonde nos nos llevará es a una película de Karra Elejalde del año 2000.
En ella, por una serie de circunstancias  un anodino personaje, (distribuidor de cassettes, pero que bien podría haber sido registrador de la propiedad...), se convierte, de la noche a la mañana en un iluminado seguido por las masas. 
No sé por qué, mi mente calenturienta encuentra algunos paralelismos entre la trama de la película y este último año que hemos pasado. También hay algunas diferencias, claro está. El Mariano real gana la devoción de su pueblo a través de unas elecciones, y el cinematográfico lo hace bajo la influencia de una quema masiva de marihuana... Aunque la verdad es que quizá algo de eso haya ocurrido también en España. Esa sería una buena explicación al misterio de por qué la vicepresidenta del gobierno y el ministro de Hacienda apenas puedan contener la risa cada vez que anuncian a los españoles nuevos recortes de derechos y prestaciones sociales...


domingo, 18 de noviembre de 2012

Realidades paralelas

Hoy hace un año que regresé de Haití, donde estuve trabajando trece meses en diversos proyectos de desarrollo rural.
Dejé un país que parece estar eternamente en ruinas para volver a un país que, de repente, descubrió que estaba arruinado.
Salí de un país que, en ocasiones, parecía flotar a la deriva, para regresar a una nación que se hunde y cuyos tripulantes no cesan de hacerle nuevos agujeros en el casco.
Abandoné Haití cuando su gobierno estaba intentando ofrecer educación a todos sus hijos, para encontrarme con un España donde sus dirigentes han decidido acabar con la Educación Pública y de calidad que existía.
Allí quedaron miles de familias viviendo en precarios campamentos de refugiados tras un terremoto que les dejó sin hogar. Aquí me he encontrado con un tsunami financiero que está dejando, día tras día, a cientos de familias en la calle, desahuciados.
Conocí a decenas de jóvenes haitianos que sueñan con dejar su país en busca de un futuro mejor; pero a la vuelta he descubierto que toda una generación de españoles está haciendo planes para irse a vivir y trabajar fuera.
En lo personal, dejé de ser un "blanc", un personaje llamativo y estrafalario en las calles de Jacmel, para ser un "gris" desempleado más en las frías estadísticas del gobierno de España. Parte de una "masa", aún no demasiado enfurecida, pero que no hace más que crecer mes tras mes, bajo la mirada displicente de un gobierno que, como única excusa afirma, impávido, que sus políticas "son las únicas posibles".
¿Es una misma realidad la de Haití y la España? No creo. Tal vez son realidades paralelas. 
Lo que más me lleva a pensar eso es que, pese a todo, en Haití yo sentía que la mayoría de las personas se levantaban por la mañana ilusionadas por un nuevo día que, tal vez, fuera el inicio de algo mejor en sus vidas.
Y mucho me temo que en España, en estos momentos, son muy pocos los que se levantan con esa idea. 




sábado, 17 de noviembre de 2012

Solo le pido a Dios



Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Que lo injusto no me sea indiferente,
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañó esta suerte.
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.
Si un traidor puede más que unos cuantos,
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Que el futuro no me sea indiferente,
A vivir una cultura diferente.

Creo que, por desgracia, Dios no escucha nuestras peticiones, pues todavía somos indiferentes a demasiadas cosas.



viernes, 16 de noviembre de 2012

¿Existe algún "banco bueno"?

Mi relación con los bancos, como la de mucha gente, empezó en la más tierna infancia. Mis padres me abrieron una libreta infantil para que comenzara a apreciar las virtudes del ahorro. aunque, en mi caso, los únicos que metían dinero en la cuenta eran ellos.
Al comenzar la universidad, coloqué ese dinero en un plazo fijo a cinco años, a cambio del cual me "regalaron" una bicicleta. El vehículo tuvo una vida plan e intensa, incluyendo salidas nocturnas y excursiones veraniegas.
Alguna de esas excursiones fue junto con la persona a la que decidí unir el resto de los días de mi Vida... ¿y qué puede unir más que abrir una cuenta juntos? Así nació nuestra libreta en la Caja Postal. Tras esa primera fuimos abriendo y cerrando otras; incluso alguna que otra en un país lejano...
Así pues, tengo una cierta experiencia en bancos... y en banqueros. Bueno, más bien en empleados de banca, puesto que al señor Botín, por ejemplo, no he llegado a conocerle.
Entre la tribu de los empelados de banca he conocido de todo...; incluso alguno bueno, como el que en un momento de nuestra vida nos aconsejó no firmar una hipoteca, algo por lo que le estaremos eternamente agradecidos....
Pero en cualquier caso, un banco es un banco, no una ONG (aunque en eso también tengo algo de experiencia y hay de todo...). Un banco solo tiene como objetivo ganar la mayor cantidad de dinero posible, y sus empleados están abocados, en todo momento y circunstancia a colaborar en esa tarea.
Creo que nadie ha explicado mejor lo que es un banco que el director Rodrigo Cortés en su película "Concursante":


Por eso, esta semana me ha llamado la atención la preocupación del ministro de Economía español por  no encontrar inversores para su "banco malo". ¿Quién en su sano juicio invertiría dinero en algo llamado así? Pero, yendo un paso más allá: ¿es que hay algún banco bueno?
Pues a lo mejor sí. Por un lado está la denominada banca ética, con exponentes en España como Triodos y alguna otra entidad.
Por otro lado están los bancos de sangre, con los que todos podemos colaborar de manera voluntaria y solidaria para salvar vidas.
Y finalmente, y también en los titulares de los medios de comunicación estos últimos días, están los bancos de alimentos, desgraciadamente cada vez más necesarios para asegurar el sustento diario de miles de familias en esta España que tuvo una vez "el sistema financiero más sólido del mundo"... Un sistema que se pretende ahora salvar, precisamente, con un "banco malo".


jueves, 15 de noviembre de 2012

La relatividad del espacio

Casi todo el mundo ha oído hablar alguna vez de la Teoría de la Relatividad de Einstein. Y la mayoría solemos resumirla alegremente con la frase de "todo es relativo".
La verdad es que la famosa teoría no es tan sencilla, pero nos sirve para dar un cierto respaldo científico a nuestras dudas sobre la realidad o no de los conceptos de espacio y tiempo.
Evidentemente el tiempo parece transcurrir  la misma velocidad los lunes o los sábados. Las manecillas del reloj parecen avanzar mucho más lentamente cuando esperamos esa llamada de la persona amada... y mucho más rápidamente cuando llega la hora de despedirnos de ella en la estación...
Pero no es tan a menudo cuando nos damos cuenta de que el espacio también puede ser relativo. 

Ayer, 14-N, fue uno de esos días. Una manifestación de ciudadanos y ciudadanas de toda edad y condición llenó la plaza de Colón y las avenidas en Madrid expresando su indignación y rechazo por las medidas económicas y los recortes sociales perpetrados por el gobierno de España.
La delegación del Gobierno cifraba la asistencia a esa manifestación en 35.000 personas. 

En es misma plaza de Colón de Madrid se celebró hace unos años una multitudinaria Misa por la Familia, organizada por los mismos grupos sociales y políticos que hoy ostentan el poder en España. En ese caso ellos cifraron la asistencia en un millón de personas.
Es evidente que el espacio es relativo. Se estira y se encoge para dar cabida a más o menos personas, según los días... O eso, o los "manifestantes" católicos son mucho más sutiles y etéreos y son necesarios un millón de ellos para rellenar el mismo espacio que ayer ocuparon unos pocos miles de "materialistas antisistema".


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Juego de Tronos

Un famoso filósofo ya dijo hace algún tiempo: "Yo soy yo y mi circunstancia". 
Y yo no voy a ser menos que el filósofo...
De hecho, las circunstancias en las que hemos conocido una cosa nos condicionan de tal manera que podemos llegar a cerrarnos por completa a algo que, en otro contexto, habríamos aceptado con gran placer.
El año pasado, en un vuelo nocturno transoceánico me tocó sentarme al lado de un joven de Canarias. Ambos íbamos acompañados de nuestro inseparable E-reader (lector de libros electrónico) dispuestos a pasar una larga noche sumergidos en la lectura de un buen libro.
El único problema es que mi compañero de vuelo se empeñó, repetidamente, en cantarme las alabanzas de la novela que estaba leyendo. Más que un comentario, lo suyo sonaban como cánticos de alabanza que trataban de evangelizarme en el culto de una nueva religión. Y yo, en temas de religión, soy difícil de convertir; un poco como don Luis Buñuel que afirmaba eso de "no creo en la religión católica, que es la única y verdadera, como para hacerme de otra..."
De forma y manera que durante las ocho horas del vuelo tuve la oportunidad de cogerle manía al amado de libro de mi compañero.
Se trataba de "Juego de Tronos", una saga que me propuse no leer mientras hubiera otra cosa publicada en este planeta...
Sin embargo, la vida da muchas vueltas, y ahora, tras encontrar múltiples referencias a esa obra por todos lados, he incumplido mis buenos propósitos, una vez más, y he comenzado a ver la serie de televisión.
Todavía no creo haberme enganchado ni ser adicto, pero reconozco que he encontrado bastantes cosas interesantes en la historia. Por un lado, indudablemente, la estética, la ambientación; una especie de fusión de  lo medieval y lo decimonónico, sin que nada llegue a parecer rancio.
Pero, por otra parte, me atrae mucho una manifiesta ausencia de maniqueísmo en las tramas. Nadie es totalmente bueno o totalmente malo. Una vez más parece que todos son "ellos y sus circunstancias".
Seguiré viendo la serie a la espera de ver si, tal vez, un día me decido a cometer la "traición definitiva" y me decido a leer el libro.
De momento ya lo he conseguido y lo tengo a la espera en mi E-reader...

Polvo eres

La muerte tiene mala fama.
Posiblemente merecida. A nadie nos gusta tenerla cerca.
Sin embargo, la muerte es la única cosa cierta que podemos esperar de la Vida.
De hecho, algunos dicen que no deberíamos tomarnos la Vida serio, puesto que no saldremos vivos de ella...
Pero algunas personas pueden ayudarnos a no tomarnos tampoco la muerte muy en serio. 
Es el caso de Nieves Concostrina con su divertidísmo libro "Polvo eres".
A través de su impresionante colección de anécdota históricas nos demuestra que las aventuras y/o desventuras de los personajes históricos puede que no acaben ni siquiera con su muerte. El culto a los muertos ha llevado a los seres humanos de cualquier nacionalidad o cultura a todo tipo de extravagancias, dando lugar a sucesos increíbles... pero ciertos.
Y en este tema, por alguna razón, el pueblo español ha demostrado, a lo largo de la Historia, que puede alcanzar altas cotas de imaginación en cuanto a todo lo que respecta al trasiego de cadáveres ilustres...
Y es que la realidad supera, sin duda, a cualquier ficción. Si no, cómo calificar el caso de la propia autora, que, al cerrar el periódico en el que trabajaba, se vio abocada a trabajar en la redacción de la revista "Adios", órgano de comunicación de Funespaña, la Asociación Española de Empresas Funerarias...
Afortunadamente, Nieves Concostrina se tomó su nueva etapa con humor. Tanto, que ahora no tiene reparos en ser conocida como periodista especializada en cementerios, epitafios y todo lo relacionado con la muerte.
Todo un ejemplo de reconversión laboral tomada con filosofía. Algo tan necesario en estos días....


miércoles, 15 de agosto de 2012

El timo de la estampita



Hoy estaba dando un paseo, aprovechando uno de los escasos respiros que nos está dando este agosto eterno, cuando un anuncio ha llamado poderosamente mi atención.
El BBVA, uno de los bancos más grandes de España, anuncia en la oficina de mi localidad que ¡regala cromos!.
¿Dónde quedaron esos tiempos en que regalaban sartenes, vajillas o cuberterías? ¡Tanto como hizo el sector bancario por renovar el ajuar de los hogares españoles y ahora, supongo que por la crisis, claro, se ven abocados a no poder regalar nada más que cromos!
Aunque, claro, como pasaba con las sartenes, regalar, lo que se dice regalar, tampoco los regalan... Para conseguir los cromos, tienes que hacer un ingreso de 300 euros, (50.000 pesetas, para los nostálgicos).
Se me dirá, tal vez, que es una promoción destinada solo a los clientes infantiles del BBVA. Es cierto, si eres adulto y, sobre todo si eres jubilado, hay otras ofertas mucho más atractivas... En ese caso, en lugar de cromos te ofrecen participaciones preferentes. ¿Qué para que sirven? Bueno, a la vista está que para lo mismo que los cromos, para coleccionarlas y, en todo caso, para cambiarlas con tus amigos en el parque. Para mucho más, no. Miles y miles de familias han sido estafadas por los bancos y cajas de ahorros españolas, ante la aquiescencia de nuestro gobierno, víctimas de un moderno "timo de la estampita".
Cromos, participaciones preferentes. ¿Cuál es la diferencia? Me temo que solo cambia el "público objetivo"...

sábado, 5 de mayo de 2012

"Por lo del gallego"

Me contaron la historia hace muchos años:
Había una vez un gallego que vivía en una cabaña aislada en el monte. su casa estaba situada justo en el límite entre las parroquias de San Serenín de Arriba y San Serenín de Abajo.
El hombre se pasaba la vida en los dos pueblos; iba a uno o a otro, indistintamente, para comprar, para charlar o para echar la partida. 
Cuando fue haciéndose mayor comenzó a decirle a todo el mundo: "Pues yo, si me muero en San Serenín de Arriba, quiero que me entierren en San Serenín de Abajo. Y si me muero en San Serenín de Abajo, quiero que me entierren en San Serenín de Arriba". 
Ante eso, sus vecinos le preguntaban: "pero hombre, ¿y eso por qué?. ¿Es por alguna promesa a la Virgen o algo". 
Y el gallego les contestaba, tranquilo: "No, por joder"
En esta historia tiene su origen una expresión que repito mucho a mis familiares y amigo, que es la de hacer las cosas "por lo del gallego"
Por alguna razón, estos últimos meses me acuerdo mucho de esta historia, y de esta expresión. Sobre todo, tras cada decisión del Consejo de Ministros, que, no en vano, está presidido por un gallego. 
El fundamento y los objetivos finales de la mayoría de sus medidas políticas, sociales, fiscales y financieras no tienen otra explicación, para mí al menos, que la de estar tomadas "por lo del gallego".




domingo, 26 de febrero de 2012

La sopa está fría

Una pareja tuvo un hijo sano y hermoso; pero, conforme fue creciendo se dieron cuenta de que el chico no hablaba. Lo llevaron a los mejores médicos del país, pero todos les dijeron que no encontraban ningún problema. Por lo demás, el niño, se desarrollaba con toda normalidad. Tan es así, que la familia se acostumbró a hacer vida normal, aceptando la situación. Un buen día, cuando el muchacho era ya adolescente, a la hora de comer, de repente, dijo a sus padres: "la sopa está fría". Los padres, locos de alegría lo abrazaron y el dijeron: "Hijo, ¿cómo es que no has hablado hasta ahora?", a lo que el joven respondió: "Es que, hasta ahora, todo había sido perfecto".
Es una historia muy vieja y un poco tonta, pero que me ha venido a la cabeza estos días de la "Primavera Valenciana"
Se dice a menudo que los jóvenes españoles no se mueven, no se movilizan. Tal vez, en gran medida, sea culpa nuestra. Culpa de toda una generación de padres que nos hemos esforzado en intentar que todo sea "perfecto" para nuestros hijos. 
Nuestros padres trabajaron por darnos a nosotros todo lo que ellos no tuvieron; por conseguir que nosotros fuéramos lo que ellos no habían podido ser. 
Nosotros hemos intentado que ese "estado del bienestar" por el que lucharon nuestros padres, no se desvaneciera; pero, tal vez, al intentar "corregirlo y aumentarlo", al tratar de dar a nuestros hijos "más y mejor", hemos "estirado el brazo más que la manga", creyéndonos las teorías del crecimiento sin fin... y algo comienza a "crujir" en el sistema...
Y ahora nos damos cuenta de que nuestros jóvenes, a los que creíamos "mudos", sí que saben salir a la calle a reclamar sus derechos, cuando se encuentran con la sopa, o con el instituto frío... 
Espero que sepamos aprovechar ocasiones como estas para encontrar juntos otros caminos. Otra senda alternativa a ese "único camino" por el que nos quieren llevar los políticos y "los mercados".


miércoles, 8 de febrero de 2012

La banda sonora de mi Vida


Estos días estoy inmerso en un experimento psico-sociológico.
He “heredado” de mi hija un chisme de esos “con manzanita”, que permite almacenar cientos de canciones y escucharlas en cualquier lugar. El aparato, desde el punto de vista de la generación de mis hijos es un poco arcaico, pues ellos ahora lo hacen ya todo con sus teléfonos móviles, pero yo lo he cogido con gusto.
Como además, en el disco duro de mi ordenador tenía almacenadas y casi olvidadas miles de canciones, ese aparato ahora me sirve para amenizar mis trabajos en el campo o mis viajes con mi propia “emisora de radio”.
¿Qué emite esa emisora? Pues lo que he dado en llamar “la banda sonora de mi Vida”.
Cada vez que alguien me pregunta qué música me gusta, no tengo ni idea de qué contestar. Pues nunca he tenido un estilo ni unos gustos muy definidos…, ni en la música ni en nada…
Entonces, ¿qué música guardaba en el ordenador? No sé muy bien. Toda aquella que ha ido significando algo para mi a lo largo de todos estos (bastantes ya) años…Algunas piezas “más clásicas” y otras mucho más “eclécticas”… Es curioso cómo la música es capaz de transportarnos con unas cuantas notas, diez, veinte, treinta años atrás… para recordarnos momentos de esa época. Momentos importantes o futiles; alegres o tristes; hermosos o ridículos; importantes o patéticos…
¿Qué queda de las personas que escucharon esa música? De nosotros y de los que la escucharon con nosotros. Algunas todavía nos acompañan o están cerca. De otras muchas, sin embargo, hace tiempo que no sabemos nada. Desaparecieron de nuestra vida; o incluso, a veces, de este mundo…
¿Y qué queda de ese ser que tenía nuestro mismo nombre y un cuerpo parecido cuando escuchaba esa música? ¿Sigue viviendo en nosotros o ha desaparecido también de este mundo…?
Hay que ver todas las preguntas que me hago ahora mientras trabajo o mientras conduzco… ¡Todo lo que puede evocar la música!


martes, 31 de enero de 2012

Mis hijos no lo tienen fácil.


La verdad es que no.  Además del lastre de tener que soportar a “el peor padre del mundo”, el mundo en que les ha tocado vivir, si se mira bien, tampoco es, precisamente, el mejor de los posibles..
Se suele decir que es una generación que lo tiene todo. Bueno, habría que plantearse de qué está lleno ese “todo”. O quizá, más bien, de que les hemos llenado ese “todo”. Tal vez es una enorme burbuja llena de bienes materiales, en las que no están aislados, sino que disponen de unas enormes ventanas para asomarse al mundo a través de internet y las redes sociales.
A través de esas ventanas están en contacto con jóvenes en su misma situación. Asomados a un mundo real que no han creado, un mundo que no les pide opinión, pero que no para de reclamarles que lo consuman.
Desde luego, muchas cosas de ese mundo real no les gustan; por eso, seguramente, tratan de crear una nueva realidad. Una realidad en gran parte virtual, pero que tal vez sea una especie de proyecto, de ensayo, para ese nuevo mundo real que ellos y ellas quisiera crear cuando les dejen un hueco…
Dicen que esta generación será la primera que vivirá peor de lo que lo han hecho sus padres. Les tocará vivir con los despojos de ese “estado del bienestar” que hemos comenzado a desmantelar antes siquiera de que supiéramos realmente de qué se trataba… No extraño pues que nuestros jóvenes comiencen a vivir, por anticipado, en ese “estado de malestar” que parece que van a recibir, inevitablemente, de herencia.
¿Inevitablemente? Esta generación se dice que es también la primera que puede enseñarle bastantes cosas a sus padres. Se habla de que es una generación de “nativos digitales”, con una manera totalmente distinta de entender la comunicación y las relaciones humanas. Una manera a la que los menos jóvenes, “migrantes digitales”, intentamos también adaptarnos; a menudo con poco éxito y notorias “meteduras de pata”…
Quizá esos nuevos modos de “navegar” por las procelosas aguas de un mundo globalizado, (para lo bueno y para lo malo…), consigan alejarnos de los cantos de las sirenas de la “inevitabilidad”.
Decimos que nuestros hijos e hijas no tienen ilusión, pero, seguramente, lo único cierto es que no comparten nuestras ilusiones. Esas ilusiones ya gastadas; suponiendo que aún existan en nuestro interior… En nuestro profundo interior, porque lo cierto es que los mensajes que transmitimos no son precisamente muy “ilusionantes”, ni para ellos ni para nosotros.
Escuché hace poco que la Vida hay que entenderla mirando hacia el pasado; pero que hay que vivirla con la vista puesta en el futuro. Mientras tanto, estamos todos juntos en este presente hostil. La experiencia nos dice que de todas las crisis se sale, pero también que se sale más rápido si se consigue cambiar los paradigmas.
Quiero creer mi generación puede aportar todavía algo de experiencia útil, que unida a las nuevas ilusiones y nuevos paradigmas de nuestros hijos, nos pueden permitir construir un futuro.
La Historia no ha terminado.

domingo, 29 de enero de 2012

El peor padre del mundo


Tengo dos hijos. Ambos fueron hijos deseados. No me pregunten por qué, pues no podría explicarlo, pero así fue.
A pesar de eso, nunca he estado muy seguro de ser un buen padre. Los hijos no vienen con manual de instrucciones, y, si algo aprendí sobre la marcha es que tampoco suelen ser muy útiles los consejos de otros padres, tengan la edad que tengan.
En estas últimas semanas, sin embargo, ya he alcanzado una seguridad. Mis dos hijos me han convencido que de que soy el peor padre del mundo.
Todo lo que hago está mal hecho. Todo lo que digo es una estupidez. No puedo aportarles nada, ni hay nada que pueda enseñarles. Me consideran ya “amortizado”.
Bueno, la verdad es que tampoco es exactamente así. Realmente consideran que todavía puedo aportarles algo: un plato de comida, un lugar donde dormir y conectarse a Internet y una asignación mensual.
Eso sí, no puedo pedirles que comamos todos juntos; no debo imponerles a qué hora tienen que venir a dormir ni pedirles que ordenen su habitación; no tengo que plantearles que quizá pasan demasiadas horas conectados a Internet; no puedo preguntarles en qué emplean su dinero, ni siquiera puedo acompañarles y/o aconsejarles en sus compras.
En general, si estoy callado no hay demasiados problemas. Pero la situación se torna inestable cuando pretendo “meterme en sus vidas”. Unas vidas que, según me cuentan, son en todo perfectas cuando están fuera de casa (eso incluye sus horas de “vida virtual” en internet…), pero que se tornan insoportables cuando entran por la puerta.
No sé, supongo que tal vez sea un poco de envidia de esas vidas tan maravillosas que ellos son capaces de encontrar en el exterior… ¡con la que está cayendo! Quizá hayan aprendido a conformarse con esas pequeñas alegrías y satisfacciones que se encuentran con amigos y compañeros… Lo cual no es malo, al contrario. Pero, entonces, ¿por qué es tan complicado verles alegres y satisfechos en casa? ¿Cómo es que se incrementa tanto su nivel de exigencia al volver a casa?
Parece ser que el único papel que me resta es el de fiel sirviente y puntual proveedor de recursos económicos, alimenticios e informáticos. Todo lo demás que haga o diga, lo haré solo “por fastidiarles”, o “les agobiará”.
Y si no soy capaz de ceñirme al escueto papel que se espera de mí, la amenaza, repetidamente expresada es que “se irán de casa”.
Hoy le he dicho a uno de ellos que, si toma esa decisión, antes de cerrar la puerta mire a ver si queda alguien en casa, no vaya a ser que me haya ido yo antes…