miércoles, 26 de mayo de 2010

Pensamientos inconexos

Ayer tuve que hacer un largo viaje por carretera. Ya he comentado alguna vez que para mi conducir es, en muchas ocasiones, avanzar en el camino hacia el nirvana. En cualquier caso, cuando me siento al volante, (como cuando otros se "sientan" en otro lugar...), mi mente se siente algo así como más propicia al pensamiento libre.

Así, entre curva y curva, me fueron asaltando una serie de pensamientos inconexos:


En la localidad donde resido este año el ayuntamiento va a abrir la "Escuela de Verano" al día siguiente de terminar las clases oficiales. Según su portavoz, se trata de un servicio a la comunidad para "ayudar a conciliar la vida laboral y familiar".

¿Por qué le llaman "conciliación de la vida laboral y familiar" cuando quieren decir "tenemos que trabajar los dos para poder pagar la hipoteca y tenemos que aparcar a los niños en algún lado durante el verano"?

Esta generación de niños ya no va a disponer de esos dos largos meses de vacaciones que tuvieron sus padres. Van a ir a la escuela, también durante el verano, para "continuar su formación y su socialización". Quizá no sea sino un entrenamiento para el mundo laboral que les espera, tras la próxima "Reforma laboral".

¿Y por qué le llaman "Reforma laboral" cuando quieren decir "facilitar el despido de los trabajadores y recortar sus derechos y prestaciones sociales"? ¿Es esa la mejor opción cuando millones de desempleados ven cada día más oscuras sus perspectivas de volver a trabajar?


Todos los recortes emprendidos por los gobiernos emprendidos por los gobiernos europeos vienen condicionados por la "falta de confianza de los mercados" y por la "debilidad de las Bolsas".
Tengo mala memoria, pero cuando, hace sólo unos meses, los "mercados" estaban confiados, e incluso eufóricos, con beneficios espectaculares para bancos y empresas, no recuerdo que éstos propusieran que se revalorizaran las pensiones, se incrementara el sueldo de los trabajadores o se mejoraran las prestaciones por desempleo.


Esta idea no es mía, la leí hace poco en otro blog, pero no para de darme vueltas:
Si "los agentes económicos" son los que van dictando las políticas a seguir, sí o sí, por los gobiernos, ¿qué sentido tiene seguir manteniendo el voto ciudadano? Sea cual sea el gobierno elegido por el pueblo, tarde o temprano ha de seguir los dictados del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y otros organismos mucho menos conocidos, pero igualmente poderosos. ¿Tiene entonces sentido seguir manteniendo una parafernalia tan costosa de parlamentos, partidos políticos y elecciones periódicas, cuando, además, en muchos países casi la mitad de los ciudadanos no acude a votar.? ¿Será el próximo "recorte" el político?


Seguía conduciendo con estos pensamientos bullendo en mi cabeza cuando me dí cuenta de una cosa: Este año los campos de cereal están plagaditos de amapolas. Queda precioso, pero mi irresistible tendencia a las teorías de conspiración me llevó a elaborar una nueva. Dadas las propiedades sedantes de estas flores, ¿estarán ordenando nuestros gobernantes preparar un "pan especial" que "dulcifique" el carácter de los ciudadanos? No vaya a ser que tomemos ejemplo de griegos o thailandeses y nos propongamos "tomar el palacio de invierno"...


Para terminar, me acordé de mi gato. Lo recogimos de la calle hace algo menos de un año, cuando unos cuatro meses. Desde entonces, ha vivido con nosotros sin salir de casa; rodeado de comodidades; dócil y cariñoso. el otro día lo llevamos a pasar una mañana a un parque. al principio no se separaba mucho de nosotros; exploraba tímidamente el entorno. Estábamos comprobando que ya no era sino un gato doméstico, casero y familiar.
Pero, poco a poco, fue recordando lo que era: se subió a los árboles, cazó una lagartija y, finalmente, tras lanzarme una mirada desafiante, desapareció tras unos matorrales. En ese momento, volvió a recordar lo que era: un ser libre, independiente, dueño de su destino.
Nos costó un tiempo convencerle de que regresara. Finalmente lo hizo, pero su mirada y su actitud era clara: "De acuerdo, vuelvo contigo; acepto tus reglas. pero ni tú ni yo debemos olvidar que soy libre."


¿Recordamos todos nosotros que somos libres?

domingo, 16 de mayo de 2010

Deformación profesional

Aunque a veces a mí mismo se me olvide, soy veterinario. A mi madre y a sus amigas les hacía más ilusión que estudiase para médico: "Pero si el chaval tiene buenas notas, ¿por qué no estudia mejor Medicina?"
Pero yo se sabe que los hijos muy pocas veces terminan haciendo lo que quieren sus padres.
El caso es que luego, estudiando la carrera, me convencí que Veterinaria por fuerza tenía que ser más difícil que Medicina, pues los médicos trabajan sólo con dos modelos de pacientes, (o con uno sólo y su "versión mejorada"...), y los veterinarios nos tenemos que hacer cargo de multitud de tipos de pacientes: con pelo, con plumas, con dos patas, con cuatro, con cuernos, sin cuernos... Y, además, son pacientes, por lo general, "poco comunicativos". Todo lo más que consigues es que el dueño te diga: "Está triste"; lo cual no acaba de ayudar mucho en el diagnóstico...
Pero algunas cosas sí que tienen en común los médicos y los veterinarios. Una de ellas es el enfrentarse a las situaciones bajo el influjo de la llamada "deformación profesional".
Un ejemplo de esto es cómo, durante las últimas semanas, no para de venirme a la cabeza el tema del "parasitismo" y el "oportunismo".
Se suele hablar muy alegremente de "parásitos" por parte de los profanos, sin saber realmente lo que son y las sutiles estrategias que despliegan en la Naturaleza.
Un auténtico parásito es aquel organismo que vive a costa de otro, sí, pero no de cualquier manera. Al parásito le resulta vital mantener con vida a su "víctima", (normalmente llamada "hospedador"), ya que si ésta muere, él lo hará también, irremediablemente. De esta manera, un parásito se aprovecha de su hospedador, lo debilita, pero se cuida muy bien de mantenerlo vivo.
Existen, sin embargo, otra serie de organismos denominados "oportunistas", que también viven a costa de otras. Pero éstos son, si se me permite la expresión, mucho más "perversos". Para empezar, en condiciones normales con incapaces de "colonizar" un hospedador. Necesitan que éste se encuentre previamente debilitado por otras circunstancias. Y, por otra parte, como sí que son capaces de vivir por sí mismos, no están interesados en mantener con vida a sus víctimas, sino que se dedican a sacarles todo el partido posible, hasta acabar con ellas. Después, esperarán pacientemente otra "oportunidad".
Quizá sea mi deformación profesional lo que me hace mirar la actual situación social y económica con ojos de veterinario. Así, es inevitable que perciba cómo, en muchos estamentos sociales y políticos abundan los "parásitos": seres que indudablemente viven a costa de otros, que trabajan cada día para alimentarles; es decir, para pagarles su sueldo.
Pero eso, con ser preocupante no me parece lo más grave. Lo que realmente me acongoja es la progresiva y aparentemente imparable proliferación de "oportunistas". Se trata de individuos que esperan a que una empresa, una sociedad o un país, estén lo suficientemente debilitados como para lanzarse sobre ellos y devorarlos sin piedad.
Son ellos los que recomiendan recortes sociales, los que exigen "ajustes duros", los que niegan el cambio climático o piden que se supriman las ayudas al desarrollo.
Ganan mucho con cada crisis. Mucho dinero, mucho poder, incluso mucho prestigio. Después, se retiran a sus refugios, alpinos o tropicales, a esperar pacientemente a su próximo "hospedador"...
Quizá la clave sea recordar que los organismos oportunistas sólo pueden aprovecharse de aquellos seres, de aquellas sociedades, que están previamente debilitados.
Debilitados económicamente, pero también moralmente.


No lo olvidemos.


Crisis, ¿económica o moral?

Últimamente no hago más que darle vueltas a que estamos equivocando el adjetivo: la crisis que nos envuelve y nos atenaza no es económica, sino más bien moral. Y no se trata, como suelen decir nuestros "directores espirituales" de que hayamos caído en "el vicio y la depravación..."
Una vez más he echado mano del Diccionario de la Real Academia Española, y me he encontrado hasta ocho definiciones del término moral. Pero sin duda, son la cuarta y la séptima la que más explican, a mi modo de ver el origen de esta crisis:
Por un lado, se define "moral" como: "Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia". Evidentemente, la crisis no ha venido teletransportada desde el espacio exterior, sino que han sido "acciones humanas" (aunque alguien no dudaría en calificarlas de "inhumanas" en algunos casos...) las que la han originado.
¿Qué es la Economía sino el resultado de las acciones y las decisiones de grupos de personas? Por desgracia, esos grupos son cada vez más pequeños y raramente inclinados hacia "el bien en general"...
Por otro lado, el diccionario también señala "moral" como "Estado de ánimo, individual o colectivo." Y esa ahí donde, tal vez radica el éxito de esa"malicia" señalada anteriormente. Como en el "experimento de la rana cocida" que compartía hace unos días, tengo la impresión de llevan ya un tiempo preparándonos para esta crisis; haciéndonosla ver, poco a poco, como algo inevitable. Así, no sólo han conseguido robarnos el dinero, sino también el ánimo colectivo; las fuerzas, (o las ganas...), para hacer frente a tanta injusticia y a tan poca vergüenza...
No sé cuánto tardará la Bolsa en recuperarse. Ignoro cuándo conseguirá el Estado controlar su déficit. Pero de lo que estoy seguro es que el objetivo más importante debería ser hacer todo lo posible por volver a fortalecer cuanto antes nuestra "moral", individual y colectiva.
No nos dejemos llevar por el miedo.
No podemos conformarnos con el "¡Virgencica, que me quede como estoy!" Habrá que levantarse y coger al toro, (y a algún que otro macho cabrío...), por los cuernos.


Subida a La Picosa

Esta mañana hemos realizado una corta excursión por los Puertos de Beceite.
Aprovechando que estoy terminando un curso sobre diseño de mapas en páginas web, quisiera compartir la experiencia y animar a todos los que gusten de caminar por la montaña a conocer esta hermosa zona de España en la provincia de Teruel.



Hacer "clic" en el mapa para obtener más información.


miércoles, 12 de mayo de 2010

Especuladores

El otro día mi hijo me pidió que le explicara qué son los "especuladores".
En estas últimas semanas el término está en boca de todos, sobre todo a través de los medios de comunicación. Incluso hace unos días el presidente del gobierno español les echaba la culpa a ellos de todos los males que aquejan a la economía europea.


Traté de explicarle a mi hijo que los especuladores son aquellos que, como dice mi cuñado, "compran a diez, venden a cien, y con ese diez por cien, van tirando".


Una explicación más académica de la especulación, nos indica que se suele limitar el término a aquella inversión que no importa ninguna clase de compromiso con la gestión de los bienes en los que se invierte, limitándose al movimiento de capitales.


La verdad es que no siempre es fácil definir qué inversión es especulativa y cuál no. De hecho, yo cada vez lo entiendo menos. Y los acontecimientos económicos que se van sucediendo no me ayudan mucho.


Hace menos de una semana, el gobierno español tomó la decisión de prestarle más de 3.600 millones de euros a Grecia. Por solidaridad decían; para ayudarle a salir de la crisis.


Hoy, sin embargo, ese mismo gobierno ha tomado la decisión de recortar drásticamente sus gastos, congelando las pensiones, bajándole el sueldo a los empleados públicos y reduciendo en 600 millones de euros el presupuesto para cooperación al desarrollo. Se supone que porque necesita ahorrar 5.000 millones de euros este año.


¿Entonces cómo puede prestarle dinero a otros?


Algunos analistas económicos apuntan una respuesta: La idea sería ganar varios cientos de millones de euros con esa "apuesta solidaria". Pedir prestado el dinero a los grandes bancos europeos, pongamos que a un 2%, y esperar que el gobierno griego lo devuelva a un 5%.


Pero, ¿eso no suena a especulación? ¿No era precisamente la especulación la responsable de la crisis?


No entiendo nada.

P.D. Para saber más sobre "especulación" resulta bastante esclarecedor asomarse a la página web de ATTAC.


martes, 11 de mayo de 2010

Los Amos del Mundo

Hoy puede que haya empezado una nueva etapa de mi vida. Es posible que mi visión del mundo comience a cambiar; a hacerse, como decía el filósofo " clara y distinta".
No suelo hacer caso de la publicidad en Internet, pero hace unos días respondí al reclamo de una oferta tentadora y hoy en comenzado a recibir gratuitamente, aunque por tiempo limitado, la revista "The Economist".


Se supone que se trata de una de las publicaciones más prestigiosas del mundo. Espero fervientemente que "se me pegue algo" y se incremente mi prestigio, ¡qué buena falta me hace!


La mayor parte de los gobernantes del planeta están pendientes de las opiniones que esta revista semanal pueda manifestar sobre su gestión. Lo he podido comprobar. En el número que tengo en mis manos, lo mismo se permiten dudar de que el euro siga existiendo de aquí a 10 años, como de las capacidades de los dinkas para gestionar una nueva nación al sur del Sudán.
No están nada de acuerdo con las últimas nacionalizaciones de Evo Morales en Bolivia y dudan de las capacidades del gobierno afgano para hacer frente al terrorismo....


De alguna manera, me da la sensación de ser como la "Hoja parroquial" de los magnates de los negocios y la economía global: "Aquí conviene invertir, aquí mejor no." "Este gobierno no parece muy amistoso..."


Pero, sin duda, lo que me tiene subyugado son los anuncios que incluye:
  • "Explore las oportunidades de negocio derivadas del plan de privatizaciones en Polonia"
  • "Cree su propia compañía en un paraíso fiscal: Protección de la riqueza y banca confidencial"
También son curiosas las ofertas de empleo:
  • "El Banco de Bostwana busca un consejero financiero"
  • "Huya de la rutina: trabaje para el MI6 (Servicio Secreto Británico)"
Bueno, como se suele decir, "que sea para bien". Doy las gracias a quien haya sido el responsable de permitirme acceder a la Verdad que emana del nuevo Olimpo. Allí donde reinan los verdaderos "Amos del Mundo"; aquellos que hacen subir y bajar la Bolsa, los que recomiendan recortes en los gastos sociales y reformas laborales y, sólo "si es necesario", sugieren "cambios de gobierno"...


lunes, 10 de mayo de 2010

Integración y esperanza

Esta mañana han solicitado mi opinión sobre un tema: en uno de los colegios de la localidad en la que resido, el próximo curso sólo ingresarán nuevos tres alumnos "españoles", el resto serán hijos de inmigrantes.
Quienes me planteaban la cuestión se manifestaban preocupados porque, a su modo de ver, un "excesivo" número de niños inmigrantes en las aulas, retrasa en aprendizaje del alumnado "español". Llegaban incluso a proponer que se organizaran aulas exclusivas para hijos de inmigrantes.
A este respecto, lo primero que les respondí es que creo que, ahora mismo, ningún profesor está preparado para hacerse cargo de una clase formada exlusivamente por alumnos de procedencias "exóticas". Pese a la "retórica" de las leyes de educación, me temo que no se invierte nada en preparar al "sufrido" profesorado, o al menos a una parte de ellos, para hacer frente a esta nueva realidad educativa.
Supongo que los responsables políticos de la educación lo que intentan hacer es tratar de "diluir" el problema, "repartiendo la carga", más o menos "equitativamente", entre todo el profesorado. Estoy sería estupendo, en nombre de la "integración", siempre que se proporcionaran los medios adicionales necesarios, en cuanto a formación complementaria de los docentes o equipos de apoyo, en el aula y fuera de ella. Pero esto no es así, desafortunadamente; y en tiempos de "crisis" pedirlo parece más una utopía.
Por otro lado, la situación no es sino un reflejo de la realidad social española. Por un lado, pese a la crisis, convive entre nosotros un porcentaje cada vez más alto de ciudadanos, hombres y mujeres, nacidos en otro país, que se han instalado en nuestros pueblos y ciudades buscando un futuro mejor. Nuestro "estado del bienestar" les ofrece, entre otras cosas, educación gratuita para sus hijos; algo de lo que la mayoría de ellos no disfrutó y que está todavía, por desgracia, muy lejos de ser un derecho universal.
Por otro lado, en nuestra sociedad occidental, las parejas jóvenes, y no tan jóvenes, no parecen demasiado ilusionadas en traer hijos al mundo. El "desarrollo" de nuestro país parece exigir que ambos miembros de la pareja trabajen para hacer frente a las "necesidades familiares", y ofrece muy pocas facilidades para conciliar la vida laboral con el ciudado de los hijos.


Quizá haya que llegar a la conclusión de que la esperanza en un futuro mejor para los hijos, ahora mismo, sólo existe entre la población inmigrante.


sábado, 8 de mayo de 2010

La teoría del movimiento

Estuve pensando en las razones por las que se mueven actualmente los seres humanos en la sociedad occidental.
En primer lugar, llegué a la conclusión de que la mayoría realmente no se mueven en absoluto, o lo hace solo de manera aparente. Sobreviven como peces en una pecera. Van de una esquina a otra: casa, trabajo o centro de estudios, casa de nuevo; ocio los fines de semana (bar, discoteca, futbol),... Como los peces, no se dan cuenta de que están encerrados en un espacio limitado. Mientras reciban comida habitualmente y se mantenga la temepratura y la salinidad del agua, no tendrán problemas. Incluso pueden llegar a reproducirse, dando lugar a nuevas generaciones, capaces de vivir sin mayores traumas en la pecera de sus antepasados.


Pero un pequeño porcentaje de seres humanos no son capaces de vivir en esas condiciones. Necesitan algo más.


El problema es que las motivaciones de la mayor parte de este grupo de "insatisfechos" son solamente tres: el dinero, el poder o ambas cosas a la vez. Siguiendo con un símil acuático, serían como los tiburones. Estos animales son depredadores casi perfectos, extremadamente capacitados para cazar y desarrollarse a costa de los demás. Aunque tienen un problema: su fisiología no les permite detenerse nunca, siempre tienen que estar en movimiento, cazando, matando, "desarrollándose"... Cómo ellos, existen seres humanos que siempre parecen estar en movimiento; pero sólo en busca de más. Más poder, más dinero... Y siempre necesitan más.


Finalmente, creo que existe otro pequeño grupo de personas, incapaces de vivir en una pecera, pero sin vocación de tiburones. Les gustaría nadar libres en aguas abiertas, descubrir nuevos mares, océanos más limpios donde criar a su descendencia. Pero también sienten la necesidad de compartir esas experiencias con sus congéneres. Descubrirles que hay otros mundos posibles fuera de los estrechos límites de sus peceras.


Sienten, como todos, la amenaza de los tiburones, pero tienen la esperanza de que unidos en un gran banco de peces libres, podrán liberarse de esos depredadores "en continuo desarrollo".

jueves, 6 de mayo de 2010

Bienvenidos al Norte

Hace un par de noches vi una película francesa. Se trata de "Bienvenidos al Norte".
En general, no es fácil en España ver cine francés. Ellos fueron los creadores del invento, pero, salvo muy contadas excepciones la cinematografía de nuestros vecinos nos es casi desconocida.
En este caso, se trata, según dicen, de "la película más taquillera de la historia del cine francés". Aunque yo, más que guiarme por ese dato, la vi tras la recomendación de una joven francesa que acaba de pasar unos días de intercambio con nosotros.
Al principio me parecía que el tema iba a ser demasiado local. Algo que les haría mucha gracia a los franceses, pero que nosotros no íbamos a ser capaces de entender. La película se basa en estereotipas regionales: un funcionario es destinado a trabajar en una región que la mayoría de sus compatriotas consideran "un horror".
Se va desarrollando así una trama en la que el "choque cultural" no es sino la consecuencia del desconocimiento del otro. La base no son sino prejuicios derivados de un cierto sentido de la superioridad de unas culturas, dominantes, sobre otras.
Como se puede ver, es un tema bastante más universal de lo que pensaba en un principio. Así, el protagonista va descubriendo que bajo una apariencia algo "extraña", "exótica" o "salvaje", encuentra seres humanos como él, con parecidas inquietudes y preocupaciones.
Claro que, la clave del éxito de la película está en el tono en el que está contada. Es una comedia que, lejos de caer en la chabacanería, tiene momentos de muy fino humor. No busca arrancarnos la carcajada fácil, sino que, poco a poco, una sonrisa se vaya instalando firmemente en nuestro rostro.
Curiosamente he leído que, la región en la que está ambientada la película ha visto revitalizada su economía, "se ha puesto de moda". No hay como saber reirse de uno mismo para avanzar.
En resumen, me pareció una historia sencilla, pero muy agradable.
Además, de una forma paralela, plantea la teoría de mejora de las relaciones de pareja en la distancia.
No todo el mundo está de acuerdo con este planteamiento. Se dice que " el roce hace el cariño". .. Aunque no hay que olvidar que también puede levantar ampollas...
En cualquier caso, creo que el que una pareja sea capaz de enfrentarse a nuevos desafíos, juntos o por separado, puede que sea una de las claves para que se fortalezca.

sábado, 1 de mayo de 2010

Ladrón de bicicletas

Acabo de ver "El ladrón de bicicletas". Una película italiana de 1948. Considerada un hito en la historia del cine
Tal vez sea, también, una buena película para reflexionar este 1º de Mayo, Día del Trabajo.


Mucho han cambiado las cosas desde los años cuarenta. De la Roma de la posguerra, en blanco y negro, hemos pasado a la Unión Europea de la TDT. Las calles están, generalmente, asfaltadas, y ya no circulan tranvías abarrotados (aunque algunos alcalde"visionarios" se empeñen ahora en recuperarlos para la modernidad).


Pero, sin embargo, podemos encontrar sorprendentes paralelismos.
De la Europa destrozada por una guerra política hemos pasado sentirnos supervivientes de guerras económicas también a escala mundial. Ni una ni otra fueron responsabilidad de las clases trabajadoras, pero en ambos casos, éstas resultan ser las más perjudicadas.
Ahora también, cada mañana, miles de personas buscan un empleo. Antes, al pie de una escalera; ahora, muchas veces, a través de un ordenador.
Hoy en día no acudimos empeñar seis juegos de sábanas (tampoco nos darían nada por ellos...), pero los anuncios de "Compro Oro y joyas", salvan algunas economías.
Si encontramos mañana un trabajo, no nos exigirán que llevemos nuestra bicicleta, ni lo perderemos si nos la roban. Pero nos exigirán "carnet, de conducir, vehículo, propio y disponibilidad para cambiar de residencia"...
Ahora, como entonces, formamos parte de una masa anónima, una estadística. En el mejor de los casos, de "una sincera preocupación por parte de nuestros gobernantes"...


Pero, ¿por qué causan realmente preocupación la falta de trabajo? ¿Porque los parados no consumen tanto como sería deseable? ¿Porque no viajan, no se compran coche o pueden dejar de pagar su hipoteca?
¿O se trata más bien de una cuestión de dignidad personal? En la película puede verse muy claramente expresado ese aspecto en el lenguaje corporal del protagonista. Basta comparar su actitud en la escena al levantarse con su hijo para ir a trabajar, o cuando, finalmente, parece desesperar de poder recuperar su bicicleta y, en consecuencia, su empleo.
Y no sólo es una cuestión de dignidad hacia uno mismo, también, como la película nos muestra, la situación de desempleo tiene implicaciones muy importantes en nuestra relación con los demás. Sobre todo con nuestros seres más queridos. Su apoyo es fundamental para nosotros. Pero cada día sentimos que, precisamente por ese apoyo, se merecen que les demos mucho más por nuestra parte. Y no siempre conseguimos dárselo.