miércoles, 27 de enero de 2010

Nuestro verdadero enemigo

Creo interesante compartir este fragmento del discurso de un soldado de los Estados Unidos.
Al regresar a su país, después de participar activamente en la guerra y la ocupación de Irak, descubre quiénes son sus verdaderos enemigos.


domingo, 3 de enero de 2010

Sobre la obsesión de viajar

Hace un rato pensaba que, hasta el siglo XX, uno de los lugares más inseguros para viajar debía ser el continente europeo. Un territorio constantemente inmerso en guerras, invasiones y revoluciones, con muchas zonas azotadas por la delincuencia y el bandolerismo
Quizás los habitantes de la Europa del siglo XXI, nos veamos ahora como los portadores de un mensaje de esperanza, de la Buena Nueva de que es posible una comunidad de países en paz, sin fronteras. Y, en consecuencia, nos sentimos impelidos a viajar por todo el mundo como misioneros de esa nueva Fe.
Así, con esa aura como única protección, recorremos todos los rincones del planeta, con nuestro pasaporte color granate, nuestras cámaras digitales y nuestra ropa de marca. Hacemos fotos a diestro y siniestro, sin consultar a los nativos si les importa o no. Recorremos zocos y bazares en pantalones cortos y camiseta de tirantes, preguntándonos por qué esas mujeres tan tapadas, pobrecitas, nos miran raro.
Al fin y al cabo, pensamos desde la piscina del hotel, los euros que nos gastamos en cubalibres, están colaborando al desarrollo económico y social de esos países. Cada vez que viajamos con nuestro 4x4 alquilado a recorrer ruinas, montañas y reservas de vida salvaje, acercamos un pasito más a la democracia, a la igualdad y a la sociedad del bienestar a esos pobres ciudadanos sometidos, todavía a dictaduras militares o religiosas.

Y si , además, aprovechamos esas vacaciones para llevar algo de "ayuda humanitaria", ya sean excedentes de comida, juguetes pasados de moda, móviles en desuso o gafas viajes, entonces podemos, con pleno derecho sentirmos realmente héroes o heroínas.

Aunque tal vez cabría pararse a pensar por qué Europa es ahora un remanso de paz y prosperidad, y de dónde obtuvo los recursos para alcanzar el Estado del Bienestar.

Por otro lado, ¿qué habríamos sentido en un pueblo de la España de principios del siglo XX, azotado por el polvo y por el sol, con los mosquitos de la malaria rondando por la laguna donde llevamos a abrevar a nuestra mula, si nos cruzamos con un chino vestido con un quimono de seda de vistosos colores?.

El hombre podría ser un alto funcionario del Imperio del Sol Naciente, una de las sociedades más ricas y avanzadas de la época, de vacaciones en un lugar exótico. Me lo imagino con un elegante cuaderno, y un finísimo pincel de pelo de marta, tomando apuntes del natural de aquel paisaje con nativos tan pintorescos.

Tal vez el "turista" no acabara de comprender por qué extraña razón, el paisano le lanzaba miradas torvas, frunciendo las cejas bajo la boina desgastada, mientras se secaba el sudor de la frente con una mano y tiraba del ronzal de la mula con la otra...

Planes estúpidos

Este año, durante las tertulias de Nochevieja con mis cuñad@s, el tema de los vuelos en avión fue bastante recurrente.
Por un lado, estaban los, entre indignados y/o fastidiados, por las nevadas que amenazaban la normalidad de sus viajes, o la vergüenza del cierre de la compañía aérea del presidente de los empresarios españoles, que dejó en tierra y sin navidades en familia a cientos de inmigrantes sudaméricanos.
En otro apartado estaban las conversaciones sobre los nuevos protocolos de seguridad en los aeropuertos, implantados ante el incremento de la amenaza terrorista "decretado" por Estados Unidos.
Finalmente, otro sector se dedicaba a compartir sus planes sobre viajes a lugares exóticos.
Yo les estuve escuchando a todos, entre curioso y perplejo, para terminar, finalmente llegando a una conclusión: viajar, sobre todo en avión, se ha convertido en un bien de consumo más, como los teléfonos móviles inteligentes, los GPS o las televisiones de plasma de cuarenta y tantas pulgadas.
El asunto es que yo sigo utilizando el móvil sólo para hacer llamadas; me encanta consultar los mapas de carreteras, desplegarlos y seguir la ruta con el dedo; y respecto a la televisión, no acabo de encontrar la ventaja en ver, ampliada dos o tres veces la cara del portavoz de la oposición rugiendo anatemas o la de la "famosa" de turno contando intimidades.
Para mí, viajar sigue siendo una actividad trascendente, fuente de conocimiento y de descubrimientos, tanto de otras culturas, sociedades y modos de vida, como de uno mismo.
Debo confesar que durante el mes pasado estuve tentado, por dos veces, de emprender algún viaje para "aprovechar" los días festivos de mi familia. Consulté cientos de páginas web buscando vuelos, hoteles y lugares "imprescindibles" a visitar.
Finalmente, deseché la idea, al no acabar de encontrarle sentido a un viaje apresurado, "por hacer algo". Y ello pese a que alguien muy cercano y muy querido, me recomendaba "cambiar de aires".
También sobre el "cambio del aire" trata este impactante vídeo, que quizá nos lleve a replantearnos sobre si tienen o no sentido muchos de nuestros viajes en avión.





Se trata de una denuncia sobre el incremento desmesurado del tráfico aéreo que realiza una organización denominada "Plane Stupid".
No sé por qué, su nombre, en español, me recuerda mucho a "Planes estúpidos"...