El nuevo ministro de Cultura del
gobierno de España, en sus primeras declaraciones públicas ha afirmado que este
país “no se respeta la Cultura”
porque, según él se encabeza el ranking
de la “piratería”…
Dejo aparte del tema de que,
actualmente, se considere “piratas” a
los que comparten música, películas y libros a través de Internet. A otros que,
con la sola brújula de su avaricia y a embarcados en oscuras naves llamadas “mercados”, especulan con países enteros,
los roban, violan y saquean para luego esconder sus ganancias en islas perdidas
del Caribe, se les denomina “agentes
financieros”.
Con esa salvedad, debo decir que
estoy de acuerdo con el ministro. En España no se respeta la Cultura. Porque no
creo que los “creadores” hayan deseado nunca que sus obras estuvieran inmersas
en el “tsunami publicitario” en el que se nos suelen presentar.
Me gustaría saber qué opinan los
músicos de que sus canciones se presenten como un breve intervalo musical entre
la programación normal de las emisoras, que no viene a ser mucho más que
anuncios y publirreportajes de grandes almacenes, bancos, y compañías de
seguros o telefónicas. Y en las emisoras locales puede ser peor, pues la música
aparece entre anuncios de fruterías o talleres de ruedas…
El cine no lo tiene mejor. Pocos
directores creo que soportarían sin un ataque de nervios los cortes (despieces,
más bien) publicitarios que sufren sus películas. ¿Qué trama, por muy bien
hilada que esté, puede soportar diez minutos de anuncios cada cuarto de hora? ¿Y
en qué ambiente especial puede conseguir introducirnos un director, si sus
imágenes vienen “emparedadas” entre
el Burguer King y Media Markt?
Y si vamos a ver la película en
una sala de cine, tendremos que soportar también, como “penitencia previa”,
anuncios publicitarios o avances de películas que no nos interesan lo más mínimo,
pero eso sí, siempre a un volumen ensordecedor.
Los libros, de momento, vienen
sin anuncios; pero escritores prestigiosos, algunos de los cuales claman
también por el respeto a la cultura, escriben en revistas donde apenas podemos
encontrar sus artículos, “hábilmente”
envueltos en el celofán de anuncios de colonia y coches de lujo.
Por todo eso, estoy de acuerdo
con el ministro, en España no se respeta, en general la Cultura. Por eso, los
que queremos escuchar música sin anuncios y ver películas sin interrupciones,
tenemos que recurrir, a menudo, a compartirlas con amigos y verlas
tranquilamente, en un ambiente adecuado, sin ser asaltados sin piedad por
mensajes indeseados que destrozan toda la magia del arte.