viernes, 11 de diciembre de 2009

Cenizas del cielo

En estos días está teniendo lugar la Cumbre del clima de Copenhague.
Los líderes mundiales están reunidos para hablar sobre si hay que ponerse de acuerdo para salvar el planeta, y cuanto estaríamos dispuestos a pagar, o a dejar de ganar, para ello.
De momento los presupuestos manejados son multimillonarios, pero las cifras son mucho menores que las que se destinaron a salvar a los grandes bancos el año pasado.
Alguien dijo que si quieres que un problema se resuelva nunca, crea una comisión para estudiarlo.
Sin duda es importante que delegados de casi todos los países representados en las Naciones Unidas y de muchos de los movimientos sociales más importantes del planeta se hayan reunido por primera vez para hablar sobre un futuro sostenible.
No es fácil que en la fría Copenhague se solucione el problema del calentamiento global, si no somos capaces de implicarnos todos en nuestro día a día.
En algunos casos pueden ser necesarias grandes manifestación y actos de presión para "mover la silla" a los gobiernos y a otros poderes industriales y financieros.
Pero, en la mayoría de los casos, pequeñas acciones y actitudes cotidianas pueden, en conjunto, producir efectos mayores que grandes cumbres.
He tenido ocasión de ver "Cenizas del cielo" una deliciosa película sobre la vida cotidiana de unas personas que tratan de conseguir un mundo mejor para sus hijos.
Recomendada por Greenpeace y Ecologistas en Acción, no es, sin embargo, un panfleto ecologista. Trata de presentar, con humor, pero también con algo de amarga melancolía, nuestras diarias contradicciones sobre lo que podemos considerar, cada uno, una vida mejor.

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