En todo este tiempo he tenido
ocasión de vivir muchas cosas:
Un interminable proceso electoral
que ha llevado a la jefatura del estado haitiano a un presidente-cantante o a
un cantante-presidente, no se sabe muy bien…
Una epidemia de cólera que se ha
cobrado ya la vida de más de 6.000 personas. Una enfermedad introducida por la
conducta irresponsable de algunos de aquellos que se supone que están en Haití
para “estabilizar” el país…; pero
también una enfermedad que si se transformó en epidemia fue por la absoluta
dejadez de las autoridades haitianas respecto a su responsabilidad de asegurar
unos mínimos servicios de higiene y saneamiento a los hombres y mujeres que
habitan este país.
Un huracán y varias alertas
ciclónicas; fenómenos naturales que afectan de manera regular este país,
eternamente peleado con su Naturaleza…
La incorporación y la “desincorporación” de varios compañeros
y compañeras de trabajo; amén de las visitas “de apoyo” de personal de sede, consultores/as, evaluadores/as y
voluntarios/as varios/as…
Entre tanto, para romper la
rutina, he sido invitado a fiestas de cumpleaños, de bienvenida, de despedida,
de salida de vacaciones, de retorno de vacaciones…, todas las excusas que
emplea la colonia internacional de cooperantes/as para reunirse en alguna sus
residencias para tomar unas cervezas y hablar de lo “dura y penosa” que es nuestra vida aquí…
En algún ratillo, entre fiesta y
fiesta, he tenido tiempo de trabajar. Un trabajo que consiste básicamente en
convencer a equipos de técnicos/as haitianos/as de que realicen su trabajo de
desarrollo con campesinos y campesinas haitianos/as de acuerdo con normas y
procedimientos elaborados por equipos de técnicos/as españoles/as que jamás han
pisado este país y tendrían, seguramente, serias dudas para localizarlo en un
mapa…
En lo personal, he tenido ocasión
de conocer a algunas personas muy interesantes y a otras, bastantes, que, como
yo, posiblemente están en este mundo solamente porque tiene que haber de todo…
En el momento de cumplir un año
en Jacmel, no estoy seguro de cuánto tiempo más me quedaré aquí. Sobre todo
porque traje mi cabeza a Haití, pero dejé mi corazón en España.
Tampoco me siento capaz de hacer ahora
mismo un balance de si esta estancia ha sido positiva o negativa. Lo que sí sé
es que, hace un año, mi destino cambió. Estoy seguro de ello porque puedo verlo
cada día en la palma de mi mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario