De nuevo en casa. Atrás ha
quedado el Caribe. Atrás, pero no olvidado. Sé que va ha sido una etapa
importante de mi Vida. Siento que he aprendido algunas cosas. Cosas
importantes. Incluso si ahora mismo no soy totalmente consciente de cuáles. No
soy capaz de expresarlas con palabras. Pero estoy seguro de que se ha marcado
un antes y un después.
No he sentido pena de irme de
Haití. Como le decía a una compañera “no
he sucumbido al encanto” de la isla, de la “la Perla del Caribe”. Pero, desde luego, no me ha dejado
indiferente. Salí de ahí, tranquilo, convencido, decidido a hacerlo. Con una
pequeña mochila de recuerdos, pero con un gran equipaje de proyectos.
El último atardecer lo pasé en la
Playa de La Saline. En el rincón que otra compañera me invitó a descubrir el
primer fin de semana que pasé en Jacmel. Allí donde me aconsejó que fuera
siempre que lo necesitara; a ver el mar; a buscar respuestas o a encontrar
nuevas preguntas.
Ahora me toca empezar otra vez. REINICIAR.
Está claro que muchas cosas no pueden ni deben seguir igual. En mí, en mi
familia. En mi entorno cercano. En nuestro país. En nuestro mundo.
No tengo nada claro como hacerlo,
pero siento que tengo el ánimo y las fuerzas de hacerlo. Y quiero aprovecharlas.
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