sábado, 17 de noviembre de 2012

Solo le pido a Dios



Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Que lo injusto no me sea indiferente,
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañó esta suerte.
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.
Si un traidor puede más que unos cuantos,
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Que el futuro no me sea indiferente,
A vivir una cultura diferente.

Creo que, por desgracia, Dios no escucha nuestras peticiones, pues todavía somos indiferentes a demasiadas cosas.



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