domingo, 8 de noviembre de 2009

Ágora

Acabo de volver de ver "Ágora", la última película de Alejandro Amenábar.
Me ha pasado algo muy curioso. Por la tarde había estado visitando una exposición sobre la historia de la colegiata de mi lugar de residencia. Allí se relataba como, en 1938, la iglesia fue "cuidadosamente arrasada", hasta despojarla de todas las muestras de arte religioso que albergaba. Pocas horas después me encuentro ante la descripción de la destrucción de la biblioteca de Alejandría a manos de los cristianos del siglo IV.
Está claro que la película pretende ir mucho más allá de una determinada época histórica o de presentar la vida de una mujer tan especial como Hipatia. Para mí, el resumen de la trama está en una frase de la protagonista a un antiguo alumno suyo, devenido obispo: "Tú no puedes cuestionarte nada, pero para mí es una obligación hacerlo." A partir de allí, pueden encontrarse en la historia de la Humanidad multitud de ejemplos de choques entre el fanatismo y el libre pensamiento. En nombre de la religión o de la política.
En la Alejandría de "Ágora" se nos muestran imágenes que podrían intercambiarse con las de la España de la Reconquista, la Alemania nazi o el Afganistán de los talibanes.
A la salida del cine, algún conocido, curiosamente "responsable" político local, afirmaba: "no hemos avanzado nada". Yo, esta vez y sin que sirva de precedente, no quiero ser tan pesimista. Creo que, poco a poco, vamos siendo capaces de detectar los peligros del pensamiento acrítico, de la demagogia y del fanatismo de los que se erigen en "salvadores", bien sea de la patria, de la verdadera fe, del clima o de la economía de mercado...
Es cierto que a veces nos da un poco de pereza pensar; que dudar de todo es muy cansado y que remar siempre contra corriente cansa.
La película, en varias ocasiones, nos traslada al espacio para hacernos ver desde allí nuestro planeta. En esos momentos se borran las fronteras, se borran las épocas históricas, se borran las religiones y las ideologías. Estamos solos, flotando en el Universo.
Un buen punto de vista desde el que comenzar a plantearnos algo más que qué vamos a hacer mañana para comer.

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