miércoles, 13 de julio de 2011

Realidad subliminal

Llevo dos semanas de vacaciones en España y estoy intentando todavía adaptarme a la “realidad” nacional.

No siempre es fácil en este verano en el que todos los medios de comunicación sólo hablan de “dinero” y de “mercados” y las únicas declaraciones dignas de ser retransmitidas parecen ser las de “polític@s” empeñad@s en transmitirnos la sensación constante de que estamos al borde del abismo.

La verdad es que desde hace unos días me he dado cuenta de que me relaja mucho más ver la publicidad en televisión que cualquier otro programa. Al fin y al cabo, creo que los anuncios son lo único claro y sincero que nos ofrece la programación. Sabemos que nos quieren vender algo, lo dicen claramente y, además, la mayor parte de las veces, “se lo curran”, pues buscan una manera original y/o bonita de convencernos.

Sin embargo, en el resto de los espacios, también nos quieren vender cosas, pero de una manera más o menos oculta y retorcida. Cada vez más, las películas y las series de televisión no son sino una exposición sucesiva y nada inocente de marcas ante nuestros ojos. Los escasos programas culturales, tengo la sensación de que solo buscan convencernos de que compremos determinados libros o asistamos a los espectáculos y enventos “de moda”. Y no digamos ya nada de los Telediarios… Propaganda electoral pro y anti gubernamental, comunicados de novedades bancarias e industriales, y convocatorias para eventos deportivos masivos… Poco espacio para noticias de interés humano y social. Hay que hacer un enorme esfuerzo para conocer algo de la "realidad subliminal" por debajo de tantos mensajes publicitarios

En un país como éste, no puede resultarme extraño enterarme de que tres compañer@s de mi hija, al acabar el instituto, han decidido apuntarse a un nuevo ciclo formativo que los preparará para ser ayudantes de forense… Una sociedad que no está preparada para hacer autocrítica, tal vez haga mejor en prepararse para una autopsia.


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