Hoy por la mañana he visto muy
pocos niños o niñas camino de la escuela. Es fácil distinguirlos por los
uniformes, que son obligatorios tanto en colegios públicos como privados.
¿Por qué no los he visto? Por
algo tan triste como que hasta que los padres no pagan, de manera efectiva, los
gastos de inscripción y la primera mensualidad, los alumnos o alumnas no tienen
“derecho” a asistir a clase. Y, aún entonces, tendrán que acudir con el
uniforme, que tampoco es precisamente barato.
Para muchos padres y madres, “la
vuelta al cole” es un doloroso calvario en Haití. Se le da mucho valor; en
algunos hogares, incluso, se disminuyen las raciones de comida para llevar a
los hijos o hijas a la escuela. Pero, aun así, “no alcanza”.
El acceso a la Educación no
debería ser cuestión de dinero. La Educación debería ser un derecho, no un
negocio. Un país se juega mucho en eso; se juega el futuro.
En Haití se intenta transmitir la
imagen de que el nuevo gobierno apuesta seriamente por la Educación. Se habla
de grandes cantidades de dinero invertidas y grandes planes para que cientos de
miles de niños y niñas puedan ir gratuitamente a clase. Pero, no es solo dinero
lo que hace falta. Una vez en la escuela, ¿qué enseñanza van a recibir?
Ayer, el presidente de la
república inauguró el curso escolar en una escuela pública de Puerto Príncipe. En
la rueda de prensa posterior, un periodista, un tanto incisivo, le hizo un par
de preguntas que el presidente no quiso contestar, lo ignoró. Al tercer
intento, el primer mandatario sí que contestó al periodista, pero para decirle,
delante de todos los asistentes: “si sigues insistiendo, me c… en tu p… madre”… Eso sí, en creole, que tal vez
no queda tan violento…
Creo que no acaba de ser un buen
ejemplo de comportamiento para los miles de escolares haitianos que esta semana
empiezan el curso. La Educación no es sólo cuestión de dinero.
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