Acabo de venir del Hospital de
Cayes-Jacmel. Es un centro médico regentado exclusivamente por médicos cubanos.
Presta servicio gratuito a toda la población de la zona; incluso a los
cooperantes extranjeros que residimos aquí…
Cuando venimos a Haití, lo
hacemos con un seguro médico internacional que, teóricamente, nos asegura
asistencia médica allá donde vayamos. Pero en Jacmel, ahora mismo, si no fuera
por los médicos cubanos (hombres y mujeres), no tendríamos dónde ir… La
población tiene muy difícil el acceso a los cuidados médicos, ya no sólo gratuitos,
sino aún pagando…
Hace un año, cuando llegué, el
hospital Sant Michel estaba gestionado por Médicos sin Fronteras y también era
un buen lugar al que acudir en caso de necesidad. Pero desde que se fueron en
enero, estamos todos en las manos de los cubanos…
Y lo digo literalmente, porque
hoy me he puesto en las manos de uno de ellos. Desde hace unos días sentía
molestias en el oído izquierdo. El típico asunto al que comienzas no haciéndole
caso, pero al final tienes que ir al médico. Hoy, concretamente, sentía la
cabeza como dentro de una pecera.
Cuando he llegado al hospital,
¡había un lío…! Un par de docenas de pacientes (y no tan pacientes…) esperando
consulta. Me da un poco de vergüenza decirlo, pero los cubanos tienen como
norma que si acude otro cooperante, éste siempre tiene preferencia, porque
ellos te dicen que “estás en misión y no
puedes perder tiempo”…
El caso es que me han atendido
enseguida. Lo ha hecho un doctor muy amable, pero con una técnica, digamos un
poco “brusca”… Cuando le explicado mi
problema, me ha cogido la oreja con las dos manos, ha estirado bien, y se ha
asomado dentro diciendo “¿duele?”… Se
ve que el otoscopio le parece un invento imperialista… Creo que no me había
estirado tanto las orejas desde que cumplí doce años…
Bueno, el caso es que me ha
puesto un tratamiento a ver cómo evoluciona lo que me queda de oreja… Y otra
peculiaridad de este país, es que no encontrarás mucha variedad de cosas para
comer, pero medicamentos… De cada dos puertas, una es una farmacia. Bueno,
realmente, “farmacia-colmado-heladería-mercería-todo
a 100”… Mira que era raro el antibiótico que me ha mandado, pues en la
tienda de enfrente lo tenían…
Así es Haití.
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