lunes, 28 de marzo de 2011

Número equivocado

Hoy me han llamado por teléfono a las cinco de la mañana. Viviendo como vivo tan lejos de mi familia, y teniendo en cuenta el horario distinto a uno y otro lado del océano, en esto casos, uno de levanta de inmediato a contestar, temiendo que sea alguna noticia urgente.

Pero no era nada de eso. Solo una equivocación. El asunto es que aquí he comprobado que es muy difícil convencer a la gente de que se ha equivocado. Siempre piensan que han marcado el número correcto, que tú no puedes ser otro sino la persona a la que buscan, y que si lo niegas es que les quieres engañar…

Tan es así, que a los cinco minutos volvieron a llamar, y tuve que recomenzar el proceso de nuevo… con el resultado de que ya no me volví a dormir.

En estos casos, uno trata de ser educado y no perder las formas, pero, dos veces y de madrugado ya ponen a prueba a cualquiera.

Me queda la duda de si esto no será una curiosa estrategia local para conocer gente y tratar de hacer nuevas amistades (¡?), porque siempre terminan preguntando, “pero, entonces, ¿quién es usted?, ¿cómo se llama?, ¿en qué trabaja?, ¿a qué dedica el tiempo libre?...”

Yo, francamente, esta mañana no está lo suficientemente lúcido como para hacer amigos por teléfono. Tal vez otro día, a mejor hora…


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