En esta época en la que todo el mundo habla de crisis, los medios de comunicación nos bombardean, día tras día, con infinidad de gráficas que tratan de explicarnos mejor, más visualmente, la situación.
Pero, como tantas cosas en la vida, la cultura dominante condiciona el modo de ver las cosas y de interpretarlas.
Pero, como tantas cosas en la vida, la cultura dominante condiciona el modo de ver las cosas y de interpretarlas.
Así, nuestro modelo capitalista se basa en la hipótesis del crecimiento infinito. Todo crecimiento es bueno. Podemos crecer de forma ilimitada.
La Naturaleza ya ha comenzado a darnos avisos de que esto no es así. Pero, aún así, se nos siguen mostrando representaciones gráficas de la crisis en forma de una línea, o una curva, que estaba ascendiendo majestuosamente pero, de repente, sufre una brusca inflexión, y comienza a descender.
Estas gráficas nos aterrorizan. Si no hay crecimiento, nos dicen, la Humanidad se encaminará hacia un futuro incierto y oscuro.
Hace varios años, Pierre de Zutter, una persona que lleva décadas trabajando en el medio rural en Sudamérica, me enseñó que no existe uno, sino varios modelos de crecimiento, de desarrollo de las sociedades.
De hecho, el modelo lineal al que estamos acostumbrados en Europa es una simplificación muy burda de modelos naturales más complejos.
El crecimiento en espiral refleja otra estrategia de respuesta a las adversidades. O, al menos, nos puede permitir comprenderlas y encararlas de otra manera.
Bajo esta visión, en circunstancias favorables, un organismo, o una sociedad, se expandirá hacia fuera. Pero, cuando el entorno se vuelva más hostil o comience a haber escasez de recursos, el individuo comenzará a replegarse sobre sí mismo, buscará el apoyo de su familia o de grupo social, y esperará a que vuelvan a darse las condiciones óptimas para continuar su desarrollo.
Estos procesos, desde el punto de vista del modelo único capitalista, dan la impresión de una constante alternancia de marchas adelante y atrás. No acaban de encajar en los esquemas lineales.
Pero no deja de ser curioso observar la abundancia de la forma espiral en la Naturaleza. Así como recordar que algunas de las representaciones más antiguas de arte prehistórico estaban basadas, también, en la espiral.
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