miércoles, 3 de agosto de 2011

Interiores haitianos

Estoy teniendo la ocasión de acceder a los resultados de un “experimento” muy interesante.

En el marco de un proyecto de desarrollo rural, una de las actividades ha sido entregar una cámara (de esas desechables) a unos 70 escolares (entre 12 y 17 años) para que hicieran fotos “de temática medioambiental”. Se trataba de que reflejaran su entorno natural, con sus valores y sus problemas y amenazas, así como las acciones emprendidas para protegerlo y gestionarlo mejor. A final de este mes se realizará una exposición de las mejores fotos presentadas.

Como responsable del proyecto, estoy participando en el proceso de selección de fotografías, y está resultando algo apasionante.

Para casi todos era la primera vez que tenían en sus manos una cámara, por eso una de los motivos más abundantes en las fotografías es un dedo en el objetivo… Pero para la mayoría era también la única ocasión que han tenido de hacer fotografías. De manera que han aprovechado para hacer fotos de su familia y sus mascotas, (nunca me hubiera imaginado que tenían tantos gatos en las casas…), así como en “bodas, bautizos y comuniones”. También, muchos han reflejado cómo es el interior de sus casas y cuáles son sus pertenencias más preciadas, (hay, por ejemplos varias fotos de la vajilla familiar…)

Así, independientemente del proceso de selección de fotos para la proyectada exposición, y más allá de la calidad técnica de los resultados, es una ocasión única para ver Haití con los ojos de los haitianos. Cómo ven a su familia. Qué cosas les gusta hacer cuando están con sus amigos, (he encontrado muchos músicos aficionados…). Cómo viven. Como juegan. Cómo rezan. Cómo aman. En suma, esas más de mil fotos me están permitiendo acceder a una parte de sus vidas a la que difícilmente podría haberme acercado de otra manera.

Y en el fondo no somos tan distintos. En general, podría decirse que lo que transmiten esas fotos es que todos los seres humanos compartimos una serie de anhelos e ilusiones parecidos. El hecho de haber nacido en un lugar u otro solo cambia, tal vez, las posibilidades de realizar nuestros sueños.

Pero lo más importante, sin duda, más allá de las dificultades, es que no nos olvidemos de soñar.


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