martes, 21 de diciembre de 2010

Día de cometas

Esta noche había eclipse de luna. La última luna llena del año, la luna de la noche más larga, no quería mostrar su rostro. Tal vez avergonzada, tal vez horrorizada, tal vez asqueada de todo lo que ha tenido que contemplar este año desde su privilegiada posición en el cielo. En todo el mundo, pero especialmente en esta isla que un día fue “la Perla del Caribe”.

Me he levantado con ese pensamiento, no demasiado alegre, pero mientras desayunaba he visto cuatro patos, muy formales, en fila, camino de su baño matutino; y una leve sonrisa ha brotado en mis labios.

Más tarde, camino de la oficina, me he cruzado con un par de niños que, ilusionados, portaban una cometa. Una cometa pobre, rudimentaria, pero que ellos habían hecho con sus propias manos. Y he pensado que sí, que después de todo, hoy puede ser un buen día para volar cometas.

También espero que el próximo año sea mejor para Haití. La verdad es que con una fría lógica estadística, no puede ser mucho peor… Deseo que pase lo que pase, sean los haitianos los que construyan con sus propias manos su futuro. Que, aunque sea de una manera modesta, consigan, como esos niños, entregar al viento y echar a volar sus propios sueños.


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