domingo, 19 de diciembre de 2010

El mes de las bodas

Ayer estuve de viaje de trabajo. Tuvimos que madrugar bastante. Salir a las cuatro de la mañana es lo habitual aquí cuando uno quiere “aprovechar el día”, sobre todo teniendo en cuenta que recorrer los setenta y cinco kilómetros que nos separaban del destino, nos llevó unas cuatro horas.

Bueno, el caso es que ayer mi compañero de viaje, un ingeniero agrónomo de nuestra organización contraparte local, tenía un poco de prisa para volver. Estaba invitado a una boda. Me explicó que en Haití, diciembre es el mes de las bodas. Yo le dije que en España no es mes demasiado popular, tal vez por el frío que hace. Supongo que aquí la popularidad de diciembre para los matrimonios se basará en que, dice la tradición, en diciembre nunca llueve. Aunque la sabiduría popular se está equivocando este año, pues en lo que llevamos de mes, ha estado una semana lloviendo, y el resto, nublado.

Pero es que este ha sido un “annus horribilis” para Haití. Un año que empezó con un terremoto, continúo con una epidemia de cólera y un huracán, y va a terminar con una crisis política sin visos claros de solución.

Pero no por eso, dejan de hacerse bodas en diciembre. Dejé al compañero en su casa para que se acicalara y regresé a mi hotel. Estuve un rato en mi habitación y me extrañó un poco que la música exterior estuviera puesta a todo volumen. Nos “deleitaba” con una extraña mezcla de villancicos “new age” y canciones de Julio Iglesias en francés… A la hora habitual, me dirigí al comedor a cenar, y, cuál no sería mi sorpresa cuando aparezco en medio de un banquete de bodas. Se casaba un amigo de la dueña del hotel que, cuando me vio, no dudó en invitarme a sentarme a una de las mesas. Yo me excusé diciendo que no iba “bien habillé”, no estaba vestido para la ocasión. De todos modos, aproveché para pedirle que les deseara a los novios lo que se suele decir en mi pueblo en estos casos: “Que sea para bien”.

Esos son también mis deseos para el próximo año para este país; que ocurra lo que tenga que ocurrir en 2011, pero “que sea para bien”. Haití ya ha tenido suficientes males en 2010.

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