lunes, 28 de febrero de 2011

Películas complementarias


Muchas veces, al acabar de leer un libro o de ver una película, nos quedamos un rato preguntándonos qué será de sus personajes tras el final de la historia que nos han contado. O cómo fue su vida anterior a los episodios que nos han contado.

Tal vez para eso se inventaron las trilogías, ese género tan explotado en la literatura y el cine. O, un paso más allá, las sagas y las series. Pero esta curiosidad nuestra puede ir más allá de lo establecido y extenderse a obras concebidas desde su inicio como individuales.

Hace unos días tuve la sensación de que acababa de ver una película que me ayudaba a comprender un poco mejor otra que había visto también recientemente. La verdad es que el hecho que la protagonista fuera la misma actriz ayudaba bastante. Pero lo curioso es que ambas películas, en principio, no tenían nada que ver.

“Amador” es una película española y “La teta asustada” es una película peruana. Sobre el papel cuentan historias diferentes, en ambientes diferentes. Sin embargo, tras ver la película peruana creo que entendí mucho mejor a la protagonista de la película española.

No quiero dar demasiados detalles de los argumentos de ninguna de las dos historias, porque en ambas hay tienen un cierto peso las “sorpresas”, el hecho de que las cosas no siempre sucedan del modo es que el espectador espera o sospecha.

Hace muchos años, recomendé a uno de mis mejores amigos una película que me había gustado mucho. Él, tras verla, me dijo que le había parecido malísima. Desde entonces, no quiero recomendar películas a nadie. Sé que cada uno tiene gustos y opiniones diferentes. Por eso, solo puedo opinar que, tanto “Amador” como “La teta asustada”, son películas que cuentan una historia, y ambas con una especial sensibilidad. Y señalar después que, para mí, tienen un valor adicional si se ven las dos, por ese orden.

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