domingo, 23 de agosto de 2009

Al otro lado del espejo

Hace muchos años que manejo la teoría de que viajar a Inglaterra es lo más parecido a seguir el camino de Alicia, "al otro lado del espejo".
Allí, los desayunos son como nuestras cenas, las comidas como nuestras meriendas y las cenas como nuestras comidas. Las tiendas cierran a la hora que abrirían en España... y los coches circulan por el otro lado de la carretera.
El tema de la circulación es uno de los más llamativos, sin duda. Reflejo de la idiosincransia británica, capaz de opinar que es el resto del mundo el que está equivocado.
Sin embargo, creo que en lo más profundo de la mentalidad inglesa, son conscientes de que son ellos los que están equivocados. No hay más que darse cuenta de que la palabra que utilizan para derecha, right, es la misma que significa para ellos correcto; con lo que, implicitamente aceptan que circular por la izquierda no acaba de ser lo idóneo. Otros ejemplos de esa esquizofrenia británica se reflejan en su día a día: las escaleras mecánicas del metro de Londres están llenas de carteles que recuerdan keep on your right, mantengánse a la derecha; sin embargo, en los pasillos del mismo metro se recomienda walk on the left, circule por la izquierda. No lo acaban de tener claro...

Pero su insularidad les ha permitido durante más de cien años de historia del automóvil mantener su peculiaridad izquierdista. Ni siquiera el tunel construído bajo el canal de la Mancha ha servido para minarla.

El Eurotunel, como se llama oficialmente, no puede atravesarse conduciendo. Solamente lo recorren trenes. Por una parte, trenes de alta velocidad que cubren la línea París-Londres, y, por otra, trenes lanzadera que transportan camiones de mercancías y vehículos privados.
En esa modalidad nos embarcamos en nuestro viaje a Londres. El acceso al mismo es directo por autopista a ambos lados. De hecho, el acceso al mismo es muy similar a un peaje. Se introduce una tarjeta de crédito y se elige entre las próximas salidas disponibles. Es necesario pasar un control de policia, muy somero en el caso de los franceses y algo más inquisitivo por parte de los británicos. El coche es también sometido, como no, a un rápido sistema de detección de explosivos antes de poder dirigirse al tren.
La sensación es que te indroduces en una especie de contenedor de mercancías. Y la verdad es que no es mucho más que eso. Con algunas comodidades, eso sí, como aire acondicionado, baños y unas ventanitas un poco absurdas... Pero, ¿usted aceptaría viajar 35 minutos encerrado en una caja metálica sin ventanas?. La manera más cómoda de pasar el rato es dentro de tu propio vehículo, pero, si eres masoquista puedes hacerlo de pie, recordando los tiempos de los expresos nocturnos de RENFE... Aunque parece que, en tiempos de crisis el número de "masoquistas" puede ir aumentando; el caso es viajar, como sea.
La verdad es que las maniobras de entrada y salida de los vehículos en el Eurotunel suelen ser rápidas y sencillas. Eso sí, al "tomar tierra" en las islas británicas varios carteles nos recuerdan "drive on the left"....

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