lunes, 10 de agosto de 2009

Caminos


"Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar"

Han pasado muchos años desde que el poeta escribió estos versos. Machado yace al final de la senda que nunca volvió a pisar.

Tuve la oportunidad de visitar su tumba en uno de los muchos caminos que he recorrido. Caminos de asfalto y caminos de hierro europeos. Caminos de tierra y de hierba pirenaicos. Caminos de lava islandeses. Caminos incas de piedra. Caminos amazónicos, de barro, maleza y agua. Caminos de aire, sobre océanos y continentes. Antiguos caminos romanos de mármol. Oscuros caminos metropolitanos, en las entrañas de grandes ciudades.

He encontrado caminos que nacen, tiernos y prometedores. Y también caminos que mueren; en las aguas de un embalse, en un claro de un bosque, en una cueva ancestral o incluso alguno que muere en un cementerio.

Pero, ¿hay caminos por hacer? Creo que muchas veces da la sensación que ya están todos los caminos hechos. Al menos en nuestro entorno cercano, donde casi todo está asfaltado, señalizado, regulado, mapeado y almacenado en la memoria del GPS. Aunque siempre puede haber algún alcalde iluminado que decida hacer otra circunvalación más lejana o media docena de estaciones más de metro; por complicarnos la vida.

En otros continentes, sin embargo, todo parece estar por hacer. En Bolivia, por ejemplo, es tal la escasez de vías de comunicación, que una docena de señoras sentadas en una carretera puede bloquear el tránsito internacional de mercancias durante días. Siempre recordaré un viaje que realicé allí, planificado con mapas satélitales sacados de internet, durante el cual fuimos abriendo un camino por una sabana con hierba de un metro de altura con nuestro vehículo, marcando las huellas por las que luego poder regresar.

Sin embargo, es difícil hacer nuevos caminos. Supongo que lo más importante es saber a dónde se quiere llegar. Y eso, tanto en lo personal como en lo colectivo, no es nada fácil.

En política, por ejemplo, se pasaron décadas prometiéndonos una Tercer Vía, y hemos terminado todos en le siglo XXI como ovejas encarriladas en sentido único.

En cualquier caso, hagamos caso al poeta: andemos. Siempre quedarán caminos que recorrer.

E intentemos, al menos intentemos, alguna vez, abrir nuevos caminos.

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