lunes, 17 de agosto de 2009

Viajes soñados


Me gusta preparar viajes.
Cuando era niño, dibujaba rutas sobre mi Atlas escolar. Más mayorcito, me empollé una vieja enciclopedia de Geografía de diez tomos que yacía en una estantería de casa de mis padres.
Por supuesto, me leí también todas las novelas de Julio Verne. Me apasionaban los relatos de viajes de quien, como más tarde supe, nunca se alejó mucho de su ciudad natal.
Poco a poco, fui comprendiendo al escritor: viajar es estupendo, pero imaginar viajes es aún más maravilloso. Mi propia experiencia me fue demostrando que se puede disfrutar más preparando un viaje que realizándolo. No es una cuestión de realizar o no los sueños; ni siquiera es algo relativo a las incomodidades derivadas de ir de aquí para allá.
Es que creo que casi siempre resulta más bonito, satisfactorio y placentero lo soñado que el despertar a la realidad.
No es que no haya disfrutado con mis viajes. Lo he hecho. Pese a inconvenientes, incomodidades, retrasos, averías e inclemencias climatológicas. Me gusta viajar. Pero, como decía al principio, creo que me gusta aún más preparar viajes.
Aunque los tiempos han cambiado mucho, incluso para los viajes imaginarios.
La primera vez que crucé el Atlántico fue para irme a vivir dos años a Bolivia. Entonces, todo lo que sabía de ese país era lo que había leído en la vieja enciclopedia de mis padres. Así, era mucho lo que quedaba para la imaginación.
Ahora, si uno se pone a preparar un viaje consultando internet, puede tener acceso a planos detallados de ciudades, carreteras o parques nacionales. Puede acceder a webcam que te muestran cómo es un determinado lugar en tiempo real. Se te informa de horarios, precios y condiciones para visitar cualquier monumento o atracción turística. Y, sobre todo, dispones de miles de comentarios de quienes han estado allí anteriormente sobre la calidad y limpieza de los hoteles, incluyendo, incluso, fotos de las pelusas de debajo de la cama.
Va quedando poco a la imaginación.
A pesar de todo, creo que me quedan muchos viajes por soñar... e incluso alguno por hacer.

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